La patata de Chía se luce a pesar de la lluvia
Se vendían más de 1.000 kilos de patata y se repartían alrededor de un millar de raciones de 'recao'


Este sábado, el pueblo de Chía celebraba la octava edición de la feria de la patata que, a pesar de estar pasada por agua, volvía a reunir a numeroso público llegado de distintos puntos de la provincia de Huesca. El éxito de este evento se reflejaba en las cerca de 1.000 raciones de ‘recao’ que se repartían y las 320 bolsas de patata de Chía que se vendían.
Se cumplía la previsión meteorológica y el sábado amanecía con cielos cubiertos y lluvia ligera aunque no era impedimento para que, Chía, celebrara la feria de la patata. Desde la organización se aprovechaba la plaza cubierta, con la que cuenta el pueblo, para ubicar la barra, el stans de la venta de tickets, la olla y las mesas para repartir el ‘recao’ y algunos puestos artesanos. El resto se ubicaban en los aledaños de la plaza y en dos eras, las de casa Galino y casa Matías, cedidas, por los vecinos.


El taller infantil se trasladaba al salón social, donde alrededor de una veintena de niños realizaban manualidades, y posiblemente, la actividad más afectada por la lluvia resultaban ser los paseos a caballo y el tiro con arco en la zona de ‘Las Llagunas’ aunque, los ratos en los que el agua daba una tregua, la gente aprovechaba para disfrutar de ambas actividades.
La música de la Orquestina de La Ball era la banda sonora de la feria, puesto que, su música sonaba tanto en la plaza como en otras calles de Chía. El programa A Vivir Huesca se sumaba, un año más, a esta fiesta gastronómica.


Mientras la gente disfrutaba de los puestos artesanos, principalmente, agroalimentarios con quesos, embutidos, miel, manzanas, o repostería, pero también de artesanía, literatura, o incluso los alumnos de 4º de la ESO de Castejón de Sos para recaudar fondos para su viaje de estudios, en la plaza, el cocinero Antonio Arazo y el equipo de voluntarios, se afanaban en cocinar el ‘recao’ un plato típico de montaña cuya base era la patata de Chía con col, judietas verdes, tocino y costilla de cerdo.


Arturo Lanau, presidente de la Asociación de Productores de Patata de Chía, destacaba el éxito de la edición, a pesar del mal tiempo, lo cual pone de manifiesto, añadía, el poder de convocatoria de la patata. Destacaba que, por encima de todo, el evento es un motor social para el pueblo y el valle de Benasque.
No es una feria fácil de organizar, decía, aunque, este año, la colaboración de todos los vecinos facilitaban el trabajo, cada uno en la medida de sus posibilidades, cediendo terrenos para aparcar, espacios para el mercado de artesanos o para albergar las diferentes actividades de la feria. También ponía como ejemplo el medio centenar de vecinos que pasaban parte de la tarde-noche del viernes preparando los ingredientes del guiso y, este sábado, colaboraban organizando el tráfico, vendiendo tickets o sirviendo raciones. Son ‘el motor que mantiene con vida Chía’, añadía.


Agradecía el apoyo de la DPH, del propio Ayuntamiento y de la Comarca de La Ribagorza que colaboraba con voluntarios de protección civil.
Alrededor de las 13 horas comenzaba la degustación de ‘recao’ donde se repartían cerca de 1.000 raciones aunque, se estima, que casi otras tantas personas visitaban Chía y se iban sin probar este plato típico de montaña. El guiso, sólo arrancaba palabras de aprobación de quienes lo degustaban.
Sobre las 16 horas la feria se daba por clausurada, y la organización que, por primera vez en ocho años, se tenía que enfrentar a una jornada ‘desapacible’, comenzará, a pesar en la próxima edición una vez realizado el balance oficial de la de 2019.
Desde la Asociación de Productores de Patata de Chía pedían disculpas a los conductores por las posibles molestias ocasionadas, puesto que, la lluvia, impedía usar los campos habilitados como aparcamientos.


Cabe recordar que Chía cuenta con poco más de 60 vecinos y que el día de la Feria de la Patata ha habido ediciones en las que se han juntado más de 2.000 personas.






