Los hosteleros de Graus viven la crisis con preocupación
Miran al futuro con incertidumbre, sobre todo, porque todavía no conocen que se les va a exigir para volver a abrir las puertas de sus negocios
Incertidumbre, expectación o preocupación son algunos de los términos que emplean los hosteleros de Graus cuándo se les pregunta acerca de cómo están viviendo la situación sobrevenida tras el estado de alarma y que les obligó a bajar la persiana de sus negocios. La inquietud y preocupación por no saber hasta cuándo se puede prolongar se ve incrementada por la falta de una normativa que establezca las medidas que van a tener que tomar cuando puedan volver abrir la puerta. Carlos Pallás, que regenta un bar-cafetería en Graus decía que no pueden hacer ni decidir sólo pensar y se preguntaba en qué si carecen de la información necesaria.
Carlos Pallas. Bar López COVID
Mientras continúan con la persiana bajada, algunos hosteleros han optado por adaptarse al actual escenario, en la medida de sus posibilidades, y han puesto en marcha el servicio de comida a domicilio.
Pallás considera que el de la hostelería está siendo uno de los sectores más castigados, porque desde que comenzó el confinamiento, considera que ha habido tiempo para comenzar a regular, y discriminado porque los 600 euros de ayuda a autónomos se quedan cortos cuando hay que afrontar el pago de créditos, hipotecas, reformas o alquileres.
Carlos Pallas. Bar López COVID 2
Este martes, convocada por la Asociación de Empresarios de Ribagorza, se celebraba una reunión telemática de los socios del sector de la hostelería donde opinaron y propusieron acciones y se habló de las medidas que intuyen que tendrán que implementar, cuando puedan abrir: pantallas de metacrilato para la barra, reducir el número de mesas o poner a disposición de los clientes hidrogeles.
Se puede entender, decía Pallás, que no se dé una fecha concreta para la vuelta a la actividad de bares o restaurantes pero no que todavía se desconozcan las medidas que vamos a estar obligados a cumplir.