El nuevo papel del presidente
El comentario de Alberto Menéndez en 'La Ventana de Asturias' (19/05/22)
Asturias
A diferencia de lo que pasaba a comienzos de la legislatura autonómica, el presidente del Principado, Adrián Barbón, está apareciendo últimamente, en ocasiones, excesivamente excitado, alterado, incluso crecido. Y esa fogosidad le lleva a dar pasos en falso, a cometer errores de cálculo impensables hace no demasiado tiempo, cuando si por algo se distinguía el jefe del ejecutivo era por su apocamiento, por su carácter demasiado medroso.
Posiblemente tenga algo que ver en este cambio de actitud la cercanía de las próximas elecciones autonómicas y municipales, en mayo del próximo año. Y también el que Barbón se haya quedado sin el que hasta ahora ha sido su asunto mediático estrella y casi se podría decir que único durante meses y meses, su salvavidas político: el gravísimo problema sanitario derivado del coronavirus, en el que vino basando toda su estrategia.
El Covid ha ido perdiendo protagonismo y Barbón ha tenido que inventarse otro papel al margen de la pandemia para no ir desvaneciéndose él igualmente. El Presidente ha ido ganando confianza (ya son tres años en el antiguo edificio del Banco de España), pero es que, además comprueba día a día, sesión a sesión de la Junta General, la poca competencia que tiene, el escaso peso, la falta de pegada, de todos sus contrincantes políticos.
El giro estratégico ha llevado al jefe del ejecutivo, por ejemplo, a acusar a Danone de “avaricia empresarial” tras su decisión de abandonar Asturias. Sin entrar a valorar que Barbón tenga o no razón en su denuncia, lo que no ofrece ninguna duda es que un presidente debe ser mucho más diplomático cuando lo que se busca es negociar para encontrar alguna solución con la que intentar paliar lo más posible los efectos negativos de la marcha de una multinacional como Danone.