El jurado del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica de este 2022 ha decidido otorgar el galardón a Geoffrey Hinton, Yann LeCun, Yoshua Bengio y Demis Hassabis, los impulsores de la inteligencia artificial. Estos cuatro expertos han conseguido impulsar en los últimos años las redes neuronales, herramientas basadas en complejos modelos matemáticos que pretenden reproducir el funcionamiento del cerebro humano en un ordenador y que se aplican en robótica, sistemas de seguridad de vehículos, asistentes de voz o traducción de idiomas. Hinton (británico), LeCun (franco-estadounidense) y Bengio (canadiense) son considerados los padres de una técnica esencial de la inteligencia artificial, el deep learning o aprendizaje profundo, el cual se basa en el uso de redes neuronales para el reconocimiento de voz, la visión por ordenador y el procesamiento del lenguaje natural, y ha logrado avances en campos tan diversos como la percepción de objetos y la traducción automática. Estas redes neuronales pretenden imitar el funcionamiento del cerebro humano, utilizando algoritmos que convierten el proceso biológico del aprendizaje en secuencias matemáticas. Por su parte, Yann LeCun hizo aportaciones al desarrollo de los algoritmos de retropropagación que Hinton había inventado y en 1989 creó LeNet- 5, un sistema de reconocimiento de caracteres escritos en cheques bancarios, que supuso un gran avance para la tecnología de reconocimiento óptico de caracteres. También ha trabajado en métodos de aprendizaje profundo para el reconocimiento de documentos, la interacción humano-computadora y el reconocimiento de voz. A su vez, Bengio ha hecho contribuciones clave en modelos probabilísticos de secuencias, utilizados para el reconocimiento de voz y de escritura y en aprendizaje no supervisado. Hassabis, niño prodigio del ajedrez (a los trece años era ya un reconocido jugador) y apasionado de la programación es un experto en Inteligencia Artificial. Cada uno de los Premios Princesa de Asturias está dotado con una escultura de Joan Miró –símbolo representativo del galardón- un diploma, una insignia y la cantidad en metálico de 50 000 euros. Este premio busca distinguir «la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria» desarrollada en el ámbito internacional y que el pasado año recayó sobre siete de los investigadores que desarrollaron algunas de las vacunas contra la COVID-19. El jurado, presidido por el físico Pedro Manuel Echenique e integrado por otros trece miembros de distintas disciplinas científicas, comenzó a deliberar este martes, en torno a cuarenta y siete candidaturas de dieciséis nacionalidades. Entre los galardonados en ediciones anteriores se encuentran las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna; los químicos Avelino Corma, Mark E. Davis y Galen D. Stucky; los físicos Peter Higgs y François Englert, los neurólogos Joseph Altman, Arturo Álvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti, o los matemáticos Yves Meyer, Emmanuel Candès, Ingrid Daubechies y Terence Tao. El de Investigación Científica y Técnica es el séptimo en fallarse de los ocho galardones que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias, de forma que en esta XLII edición sólo quedará pendiente el de la Concordia, el 23 de junio. En las últimas semanas se han concedido el de las Artes, a la cantaora Carmen Linares y a la bailaora y coreógrafa María Pagés; el de Comunicación y Humanidades, al periodista polaco Adam Michnik; el de Ciencias Sociales, al arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma; el de los Deportes, a la Fundación y el Equipo Olímpico de Refugiados del COI; el de las Artes, al dramaturgo Juan Mayorga, y el de Cooperación Internacional, a la exregatista británica Ellen MacArthur, impulsora de la economía circular desde la fundación a la que da nombre.