Los asturianos despiden a Díaz Merchán: "Un hombre bueno, que predicaba la reconciliación, el perdón y la justicia"

Oviedo

En el Palacio del Arzobispado de Oviedo, un goteo constante de personas han querido mostrar sus condolencias por el fallecimiento del que fuera arzobispo en la capital entre 1969 y 2002. Gabino Díaz Merchán era de Toledo pero adoptó a Asturias como su casa y Asturias le adoptó a él. Era un arzobispo admirado, por su afán de diálogo, por su empeño conciliador, y por ser un hombre cercano y justo. Tal y como ha recordado Margarita Zarzuelo, que le conoció personalmente cuando vivía en Mieres a través de su madre, cocinera que cocinó para él en una comida a la que fue invitado por párrocos de la localidad. Desde ese momento, entablaron una relación cercana. También ha pasado por el arzobispado Santiago Velasco, él lo conoció porque fue cura en la Iglesia de los Santos Apóstoles de Oviedo. Él lo recuerda como un hombre comprensivo que siempre tenía palabras de ánimo y consejo para quienes lo necesitaban.

Dos libros de condolencias recogen las firmas y palabras de quienes le conocieron personalmente, o por sus obras, "no anidaba rencor en su corazón", o "Fue un honor servir con él como monaguillo" decían dos de esos testimonios. Y es que tal y como recuerda, José Antonio Montoto, el director de la Casa Sacerdotal de Oviedo en la que vivió y murió ,Don Gabino, que perdió a sus padres durante la guerra civil, predicaba la reconciliación, el perdón y la justicia, eso era la Iglesia para él.

Sus últimos pensamientos nos ha dicho Montoto, que compartió con él sus días de enfermedad fueron para Asturias.