De dormir en la calle a luchar por París 2024: así es la historia de Paul Montiel, el 'hombre de titanio'
El deportista venezolano afincado en Asturias tuvo problemas con el alcohol y las drogas y estuvieron a un paso de quemarlo vivo mientras vivía entre cartones
Paul Montiel: de perder una pierna y caer en el pozo del alcohol y las drogas a luchar por estar en París 2024
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Gijón
'Caerse está permitido. Levantarse es obligatorio'. Esta máxima que reza un proverbio ruso es perfectamente aplicable a Paul Montiel, un venezolano afincado en Asturias cuya vida ha estado vinculada al deporte, pero que en varias ocasiones ha caído a los infiernos. La primera bofetada llegó cuando comiendo en un puesto de comida rápida un choque entre dos coches le secciona una pierna y la otra la salva después de varias intervenciones y 80 clavos. "Era un deportista que pensó que tenía el mundo en sus manos. Me fui a Estados Unidos a salvar la otra pierna y entre eso y mi primer divorcio se llevó todo mi dinero. Ahí toqué fondo con las adicciones: alcohol y drogas. Quería morirme poco a poco", ha explicado en la SER.
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Si algo le caracteriza es su sinceridad y franqueza. Durante la entrevista relata lo que ha sido su vida sin paños calientes. Tras su separación conoció a su segunda esposa, Sonia de ascendencia asturiana. Realmente se conocían desde pequeños y en tres meses se casaron. "No sabía con quien se casaba porque ya era una bomba", ha recordado. Sin embargo, hay un hecho que le hace cambiar: el nacimiento de su hija Nicole. "Pensé: '¿qué estoy haciendo?' y deje el alcohol de raíz para volver al deporte", ha explicado aunque Paul volvió a caer. La lucha derivada entre Maduro y Capriles por el poder desemboca en las marchas de Caracas en las que él participó. Su mensaje empezó a viralizarse y "sin darme cuenta empezó a pasarme factura el ego: programas de televisión, entrevistas... Me equivoqué y empecé otra vez a beber después de 14 años. Toque fondo más duro. El Gobierno empezó a buscarme para hacerme preso y mis hijos se vinieron con la madre a Gijón".
Él también consiguió salir y en Madrid empezó la segunda parte de su caída: "Empiezo a vivir en la calle queriendo que se acabara mi vida, era un suicidio silencioso". En la capital conoció gente buena, pero también sufrió un infierno, tanto que unos jóvenes lo intentaron quemar vivo para grabar un video mientras dormía en un banco. Paul no le pierde la sonrisa a la vida y repite que "nunca es tarde para volver a empezar". En ese momento decidió viajar a Gijón para despedirse de sus hijos y su exmujer le dejó un coche que estaba vendiendo para dormir. De ahí a un local que estaba arreglando con su novio y después el Albergue Covadonga. Cuando se acabó el tiempo del Albergue, el venezolano no sabía que la vida le había preparado otra sorpresa: "A mi actual pareja, Eilin, la conocí haciendo labor social en Venezuela. Ese día llamó a mi hijo para preguntar por mi y, cuando supo la realidad, cogió una avión, se reunió con Sonia y se juntaron para ayudarme".
En ese punto, año 2019, llegó el ingreso en Proyecto Hombre. Tras el proceso de desintoxicación, pidió un gimnasio. "A los dos meses nos pasaron a una comunidad, 40 personas peleando cada uno con su historia y llegó la pandemia. Cuando acababa con las tareas iba al gimnasio y cuando lo cerraron montamos uno. A esa pandemia le saqué provecho, decidí cambiar", ha relatado. De hecho, durante la crisis sanitaria se apuntó a un concurso de la revista Mens Health y entre 10.000 inscritos consiguió colarse con otros nueve hombres en la final. Con 49 años salió de Proyecto Hombre, limpio y "con ganas de comerme el mundo", tanto que en estos tres últimos años no ha parado de hacer deporte: triatlón, surf, pruebas extremas de obstáculos... Nada se le resiste. Por ello, desde hace mes y medio, está volcado con el remo gracias al Grupo Corvera de Remo y quiere llegar a los Juegos Paralímpicos de París del año próximo.
"Tiene una historia increíble de superación y el componente que hace falta para unos Juegos: actitud. Eso en la ecuación hace que todo se multiplique. La primera vez que hablamos le dije que podría ir a unos Juegos, solo se lo tenía que plantear. El remo es un deporte muy duro y le estoy poniendo retos. Está cumpliendo etapas y le veo con opciones", ha explicado Alberto Domínguez, vicepresidente del club y entrenador de Paul.
El deportista atiende con una sonrisa las palabras del hombre que le guía hacia su sueño mientras recuerda que su jornada comienza a las cinco de la mañana. Acaba de competir en su primer campeonato en Orio (Guipúzcoa) con un quinto puesto: "El remo me dio una bofetada al ego, es durísimo. Siento que ellos apostaron por mi y yo apuesto porque vayamos juntos en este camino". Los próximos meses servirán para ver si Paul cumple su sueño y vuelve a colocar a Asturias en una cita paralímpica. Por fuerza e ilusión no va a ser.
Josu Alonso
En la actualidad cubre información política aunque, con anterioridad, ha pasado por todos los departamento...