El filósofo italiano, Nuccio Ordine, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades

Oviedo

Nuccio Ordine, profesor, escritor y filósofo italiano, ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. “Por su defensa de las humanidades y su compromiso con la educación y los valores enraizados en la tradición europea más universal”, según reza el fallo de jurado, hecho público este mediodía en el Hotel de la Reconquista.

Es un premio cargado de intenciones, aunque seguramente todos lo sean. “Vivimos tiempos delicados y no hay que abandonar nuestros grandes valores, los de la tradición europea, como son el universalismo, la libertad y la democracia”. Ese es el mensaje de este galardón otorgado a Nuccio Ordine, según la filósofa Adela Cortina, miembro del jurado de Comunicación y Humanidades.

A sus 65 años, Ordine, defensor de las humanidades y hombre comprometido con la educación sigue ejerciendo como profesor de Literatura Italiana, en Calabria, su región natal, y aboga por inculcar en los alumnos el placer por el conocimiento y la curiosidad por el saber. Según su visión una amplia base de cultura general es la mejor herramienta para que los jóvenes afronten con éxito las variables del mercado laboral. Y en esta línea reflexiona en su obra “Los hombres no son islas. Los clásicos nos ayudan a vivir”(2018).

Sobre la situación de las humanidades son recomendables sus obras “La utilidad de lo inútil. Manifiesto” publicado en 2013, y “Clásicos para la vida. Un pequeña biblioteca ideal” de 2016. Su trabajo académico, centrado en figuras relevantes del Renacimiento, destaca la necesidad de “recuperar la riqueza del humanismo para las nuevas generaciones".

Nuccio Ordine, está considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes, y sobre todo es un apasionado defensor del trabajo de los profesores.

Declaraciones de Nuccio Ordine

“Es un gran honor para mí haber recibido el prestigioso Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Un premio que tiene un doble valor afectivo: primero, porque antes que yo lo recibieron dos gigantes de la cultura europea y dos grandes amigos a los que debo mucho: Umberto Eco y George Steiner; segundo, porque desde hace una década considero España e Hispanoamérica como una segunda patria mía: aquí he encontrado muchos hermanos de armas en la batalla que estoy librando para defender la escuela y la universidad de la deriva mercantilista. Por estas razones, en un momento en el que quienes enseñan son considerados obsoletos porque la escuela y la universidad modernas sólo estarían hechas por ordenadores y pizarras conectadas a Internet, quiero dedicar este premio a quienes enseñan y cambian silenciosamente con su sacrificio la vida de sus alumnos. A quienes cada día – en una choza africana o en un pueblo pobre de Calabria o de Hispanoamérica– realizan un gran milagro: permitir a los estudiantes pobres dar ese salto social y cultural que hace nuestra sociedad más justa e igualitaria. Aprovecho la ocasión para agradecer a Sandra Ollo y a Acantilado que hayan permitido una amplia difusión de mis libros en el mundo cultural hispanohablante. Me alegrará mucho estar en Asturias en octubre para recoger el premio y visitar lugares ricos en belleza natural e historia”.