El PP asegura estar a 900 votos de arrebatar un escaño a los socialistas y confía en el voto emigrante para lograr un vuelco de mayorías

Oviedo

El Partido Socialista ganó las elecciones autonómicas del pasado domingo en Asturias, pero paradójicamente quien está celebrando los resultados es el Partido Popular, que se muerde las uñas por si las visitas de su candidato Diego Canga a los emigrantes en América y Europa pueden darles lo que por muy poco se le escapó a la derecha en el recuento del voto presencial. El secretario general del PP de Asturias, Álvaro Queipo, asegura que la formación conservadora está a sólo 934 votos de arrebatarle un escaño a los socialistas en la circunscripción oriental, y que esos sufragios podrían llegar cuando el viernes se proceda el escrutinio de los votos emitidos por los asturianos residentes en el extranjero. "La partida no ha terminado", proclamaba Queipo este lunes de forma muy gráfica, abriendo la puerta al cambio que dice esperan los asturianos.

A tenor de la tendencia histórica del voto exterior –muy vinculado al exilio- parece improbable, pero ni mucho menos imposible, un vuelco que incline hacia el bloque de la derecha la provisional mayoría de la izquierda en el futuro parlamento, pero la prudencia invita a esperar hasta que el viernes se proceda a contabilizar el llamado voto CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes). Tampoco está nada claro si el resultado del escrutinio del voto exterior pudiera dar un disgusto al PP, desplazando un escaño al casillero del PSOE, que alcanzaría unos más cómodos 20 diputados.

En el PP se dicen además "muy satisfechos" por los resultados municipales, al haber elevado de siete a diez el número de ayuntamientos que podrán gobernar con mayoría absoluta. La suma incorpora otros 5 consistorios en los que podrán colocar a sus candidatos en la alcaldía con apoyo de otras fuerzas, y seis más en los que la distribución del voto les permitirá entrar en gobiernos locales liderados por otras formaciones.