El Sporting se da un homenaje
El equipo rojiblanco sorprendió con una exhibición futbolística en la primera mitad y logró un triunfo brillante y necesario (3-0)
Gijón
Así, sí. Y si es la mitad, también. Un Sporting irreconocible, marciano, encandiló a su afición con un partido soberbio en su primera parte, una goleada escandalosa y unos minutos de fútbol como no se recordaban en años en El Molinón. La fiesta fue espectacular. Por el fondo y por las formas. Por la goleada (3-0) y por la apuesta por jugar al fútbol, hacerlo bonito e intenso. Y aunque desde la moderación cabe aportar que un grano no hace granero, que se pueda poner en entredicho el nivel del rival (aunque viniera de golear al Alcorcón) y que un partido no resuelve todas las dudas lógicas que había hasta el pitido inicial del Sporting-Mirandés, lo vivido este domingo en El Molinón, además de un disfrute que hay que paladear, puede servir para mostrar el camino y las posibilidades; para pensar que este equipo sí puede jugar al fútbol con un estilo atractivo, generar ocasiones de gol y marcarlos a cual más bonito, además de desterrar la idea de que El Molinón y el verbo disfrutar no se podían reunir en la misma frase.
Era el reencuentro con la afición después de casi tres meses y había que dar el do de pecho. El último partido en el coliseo gijonés había sido aquella ridícula derrota frente a la descendida Ponferradina, que ponía la guinda idónea a una temporada infame. Había que sacarse aquel mal sabor de boca, y el Sporting salió convencido y volcado, pero ni el más optimista imaginaba que todo saldría tan de cara. La primera parte fue, sin lugar a dudas, uno de los mejores momentos que se han vivido en El Molinón en los últimos 7 años. Desde aquel Sporting de 'Los Guajes' que, como este durante muchos minutos, convencía a todo el mundo con su intensidad, su verticalidad y su fútbol en general.
Este Sporting no es tan imberbe como aquel, pero Ramírez sí renunció a galones para rebajar la media de edad y dar cabida a varios frutos de Mareo. En el banquillo se quedaron veteranos como Fran Villalba, Cote, Cali Izquierdoz o Christian Rivera. El entrenador tiró de nachismo para el mediocampo (juntó a Martín y Méndez) y mantuvo su apuesta por la banda izquierda con Pablo García y Gaspar Campos. Sí dio entrada en el equipo inicial a dos de los fichajes: un Hassan menos explosivo que en Valladolid y Pascanu, que debutó de rojiblanco en el lateral derecho.
Salió el equipo gijonés avasallador: a los quince minutos ya había tenido hasta cinco ocasiones de gol: Otero a pase de Nacho Méndez, un disparo de Gaspar desde fuera del área, un mano a mano de Djuka con el portero del que salió vencedor Luis López, un disparo de Hassan y otro chut de Gaspar desde lejos. Faltaba puntería, pero había de todo lo demás.
Curiosamente los goles llegaron cuando el Sporting bajó ligeramente la intensidad y el partido apuntaba a equilibrarse. La lata la abrió a balón parado Juan Otero, con un golpe franco impecable, que superó la barrera y se coló por la escuadra.
Si ese tanto fue bonito, los que estaban por venir no le fueron a la zaga. Djuka, que había fallado lo aparentemente fácil, metió lo difícil: un golazo desde fuera del área, después de un control con el muslo y sin deja botar el balón. Y qué decir del disparo de Gaspar Campos, tras recibir un pase de tacón de Pascanu, que el gijonés ajustó al palo como si su pierna fuera un taco de billar. El Molinón se frotaba los ojos y se dejaba las palmas y las gargantas. En el palco lo disfrutaba el presidente, Alejandro Irarragorri, cuya condición de talismán no puede ser ya casualidad. La fiesta era completa.
Hecho el trabajo en la primera mitad, hay que admitir que el Sporting sesteó un poco en la segunda. De hecho permitió que el Mirandés coqueteara con el gol del honor en muchas ocasiones. Lo evitaron su falta de puntería y, en varias ocasiones, Rubén Yáñez, que demostró que es un portero de garantías incontestables. Fue uno de los jugadores que salió reforzados del partido, como también lo hicieron un mejoradísimo Gaspar Campos o el recuperado Nacho Méndez, entre otros. Aunque fue, sobre todo, un éxito colectivo, con Ramírez a la cabeza acertando con su planteamiento y su apuesta. El equipo gana tres puntos, tranquilidad para trabajar y optimismo para el futuro. Y la afición ganó una alegría que se merecía hace tiempo.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de...