El Sporting choca contra el muro del líder

Gijón

En el fútbol, todos los estilos son respetables, sobre todo si dan fruto. Al Leganés lo que le hace le está funcionando, incluso para ser el mejor clasificado de la categoría. Aburrirá a las ovejas, pero le vale. Le sirvió, de hecho, para arañar un punto en El Molinón y dejar al Sporting con cara de circunstancias. Hizo muchos más méritos el equipo gijonés para ganar, como sucediera hace una semana frente al Levante, pero se volvió a quedar a medias. La apuesta del Leganés solo se sostiene con resultados; otras, como la del Sporting, van un poco más allá. Así se puede explicar que la semana pasada, con similar trayectoria de resultados, a uno (el Leganés) le pitaran en su casa por empatar con el Eldense y al otro (el Sporting) le aplaudieran los suyos empatando con el Levante. Todos los sportinguistas cambiarían la clasificación de su equipo por la del madrileño, pero muchos tendrían dudas si eso supusiera renunciar al estilo de juego.

El Leganés empezó sacando petróleo de El Molinón. Media ocasión le bastó para ponerse por delante. Un balón que se quedaba muerto en el área y la falta de contundencia de la defensa del Sporting los aprovechaba Sergio González para batir a Rubén Yáñez. Protestaban los sportinguistas un agarrón previo a Cote, aunque no parecía relevante. El Molinón se quedaba petrificado viendo cómo un equipo que había propuesto tan poco amenazaba con birlarle la victoria; una amenaza que acabaría cumpliendo a pesar del titánico esfuerzo del Sporting, hasta el pitido final, por evitarlo.

La maraña del Leganés logra desesperar a los rivales. Lo consiguió durante la primera parte con el Sporting, que estuvo muy espeso. El primer cuarto de hora fue la nada futbolística; luego empezó a dejarse ver Hassan, pero no era capaz del equipo gijonés de generar ni una ocasión de gol.

En la segunda mitad las cosas cambiaron. Christian Rivera, que ya había destacado en la primera parte, ofreció una lección magistral y el Sporting generó mucho más en ataque (con ese objetivo dio entrada Ramírez a Guille Rosas en el intermedio), pero curiosamente solo pudo marcar de penalti.

Como nadie entiende los criterios del VAR, al Sporting le pitaron a favor una pena máxima bastante más dudosa que otra mucho más escandalosa. No le generó la más mínima duda ni al árbitro del campo ni al del VAR que el derribo de Sergio González a Gaspar era penalti. Juan Otero lo ejecutó perfectamente, ajustando al máximo su disparo al palo. Pero no vieron, ni en el campo ni en el monitor, un derribo a Cote bastante más aparatoso que acabó de enfadar a El Molinón, que hizo al lateral llevarse las manos a la cabeza y que propició la expulsión del segundo entrenador rojiblanco por las protestas.

La siguiente media hora fue un permanente acoso (sin derribo) por parte del Sporting. No se materializó en ocasiones clarísimas, pero el campo parecía totalmente inclinado hacia la portería del Fondo Sur. Juan Otero de cabeza y Villalba de semi volea tuvieron las ocasiones más claras.

Ya que a la primera vuelta solo le queda un partido en Éibar, el Sporting llegará al ecuador de la competición invicto en casa. Pero por segunda semana consecutiva, el rival se va mucho más satisfecho del empate en El Molinón que el equipo rojiblanco. Al Leganés le sirve para mantenerse líder (salvo que el Valladolid gane el lunes en Villarreal por una diferencia de catorce goles o más) y el Sporting, aunque se mantiene tercero y previsiblemente seguirá en esa posición, se queda frustrado por los cuatro puntos que han volado, seguramente inmerecidamente, si eso en el fútbol vale de algo. Pero independientemente de los marcadores, parece evidente que en este equipo el estilo no se discute.