Gijón y el Mundial, la historia de un desencuentro económico

Gijón

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba y, a falta de confirmación oficial, Gijón ya no estará en la lucha por ser sede mundialista. La realidad es que los acontecimientos de los últimos días han sorprendido a pocos, pero ha sido la alcaldesa de Gijón la que, a través de un vídeo, ha puesto la puntilla y ha descartado que el Gobierno municipal vaya a cambiar su postura. ¿La razón? La misma que mostrada desde el principio: la falta de un plan financiero para sostener la inversión.

"Una ciudad no se puede lanzar al vacío sin saber antes si hay agua. El futuro no depende de financiar un Mundial con dinero público. Gijón no depende de la FIFA", aseguró Carmen Moriyón. La primera edil reconoció que le había costado mucho tomar la decisión, pero apuntó que la forma de ser "valiente es no jugar, ni especular, ni dilapidar el dinero de los gijoneses". Moriyón basa su discurso en la falta de respuestas: "Un año y medio después de que se iniciara esta aventura, el Ayuntamiento, que es el responsable del estadio, sigue sin saber quién la paga".

La alcaldesa ha señalado que, "sin conocer algo tan básico como eso, es imposible aceptar las exigencias de la FIFA", puesto que, en caso de incumplimiento, "Gijón debe asumir en solitario. Si algo sale mal, hipotecarían a la ciudad y los proyectos destinados a marcar su futuro".

"Nada sería tan satisfactorio como saber cuánto cuesta organizar el Mundial, quiénes lo vamos a pagar y de qué forma. La realidad, sin embargo, es que en esa carrera, en esa necesidad de tener algo más que ilusión, Gijón, en este momento, está sola", ha reiterado.

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En clave política a la regidora no le han faltado apoyos. Su socio de gobierno (PP) se mueve en la misma línea, igual que Izquierda Unida y Podemos. Mientras el PSOE ha criticado a Moriyón, pero también al Grupo Orlegi por los pasos dados. Los socialistas van a solicitar un encuentro con el presidente del Sporting, la Federación Española, el Gobierno local y el regional para no renunciar al Mundial. La única nota discordante la ha vuelto a poner la ultraderecha cuestionando solo la voluntad del Ejecutivo municipal y calificando de "postureo" las decisiones adoptadas. En clave regional, el Ejecutivo de Adrián Barbón ha optado por ponerse de perfil y mostrar "respeto" a la decisión del Gobierno gijonés.

En medio de este culebrón las Cámaras de Comercio de Gijón y Avilés han pedido al Gobierno que reconsidere su rechazo a la firma del documento. Ambos organismos colaboran con la Universidad de Oviedo en la elaboración del estudio que muestra el impacto económico que dejaría la cita mundialista en la región: 250 millones de euros y la creación de 700 puestos de trabajo. Por ello, piden al Ayuntamiento que lidere el proyecto en un último intento por no descolgarse de la carrera mundialista.

Por último, está el Sporting y la propiedad de Orlegi Sports que emitía un comunicado donde rechazan las críticas del Ayuntamiento, pero donde sigue sin despejarse la gran incógnita: el origen del dinero para financiar el macroproyecto limitándose a señalar que han puesto "los medios posibles para conseguir que Asturias se convirtiera en sede" y apuntando a que el plan financiero no es solo cosa de Orlegi y Sporting, sino "de las tres partes como se pone de manifiesto en el protocolo firmado el pasado 8 de febrero". Desmienten que hayan pedido, en algún momento, al Ayuntamiento firmar “un cheque en blanco” a la FIFA. Tanto Orgeli como el Sporting sigue entendiendo que el Mundial es "un instrumento inmejorable" para impulsar el crecimiento del Principado y la ciudad.

En medios de dimes y diretes, comunicados cruzados y posicionamientos distantes, la realidad es que si no aparece un plan financiero similar al planteado por otras sedes como Zaragoza, la posibilidad de que Gijón siga en la carrera por el Mundial será únicamente una ilusión.