El Sporting, obligado a remontar para mantener el sueño

Poco, muy poco se le puede reprochar al Sporting por la derrota ante el Espanyol que pone cuesta arriba la primera eliminatoria del playoff de ascenso. El equipo compitió, dio la cara, generó ocasiones, pagó su falta de acierto y acabó sucumbiendo cruelmente ante un Espanyol que demostró ser un equipo que tiene algo más que los rojiblancos. No mucho más, como se demostró en LaLiga (en los duelos directos y en el cómputo global), pero sí algo más. Para empezar, una plantilla que el Sporting no podría pagar. Con todo, el Sporting le hizo partido, tuvo sus oportunidades para marcar, resistió el arreón del Espanyol hasta el minuto 87 y acabó el partido con la sensación de que será difícil remontar pero hay que intentarlo. Por actitud, no será. Ahora depende de la aptitud, de que el Espanyol no tenga un buen día el jueves y de que el Sporting pueda superar la falta de gol que le ha restado potencial durante toda la temporada.

Con un Molinón absolutamente entregado, antes, durante y después, Sporting y Espanyol protagonizaron un partido de perfil ofensivo, más entretenido para el espectador de lo que suelen ser los partidos de ida en este tipo de eliminatorias. El Espanyol quería demostrar desde el principio su condición de favorito y el Sporting aferrarse a El Molinón, consciente de que un buen resultado en la ida podría condicionar absolutamente el estado de ánimo de su rival para el jueves. Ninguno se guardó nada ni contemporizó, si acaso solo el Sporting en los últimos minutos, cuando ya las piernas pesaban y el Espanyol apretaba más. Los pericos sí dejaron correr los minutos a raíz del gol de Puado en el minuto 87.

El Espanyol apretó desde el principio, con dominio de balón y presión alta que complicaba la salida de balón del Sporting. Pero con el paso de los minutos los rojiblancos se fueron liberando de la presión espanyolista, Gaspar tuvo la primera ocasión del partido en un mano a mano con el portero Joan García y el equipo encontró un filón en la banda izquierda de los catalanes, donde Pere Milla sufría para frenar a Hassan. El extremo rojiblanco encaraba una y otra vez y a Mario González le faltaron milímetros para poder empujar el centro que llegó después de una jugada preciosa del franco-egipcio. EL partido estaba equilibrado y la afición disfrutaba del tú a tú.

La segunda parte apuntaba prometedora, al ver al Sporting generar peligro con un centro de Guille Rosas que Juan Otero, sorprendido por que Mario González no la tocara, la acabó enviando por encima de la portería con todo a favor para meterlo.

Pero la situación se fue complicado. El cambio en la banda izquierda del Espanyol tapó la vía de agua. Brian Oliván ya fue otra cosa. El Espanyol cada vez tenía más jerarquía en el partido. El Molinón seguía animando y presionando tanto al rival como al árbitro, que le perdonó la expulsión a Gragera en una acción muy discutible. Braithwaite tuvo el gol en el minuto 76, pero Yáñez siempre deja alguna de las suyas y su parada fue espectacular. Al Sporting le costaba llegar y de los jugadores que salieron desde el banquillo se esperaba bastante más. Campuzano se embarulló y no aprovechó una buena jugada de Juan Otero. Y una pérdida de Fran Villalba derivó en el gol de Puado, ya sin apenas margen para la reacción.

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Toca remontar el jueves. No será sencillo ganarle por dos goles de diferencia en su campo a un Espanyol crecido. Pero nadie dijo que fuera fácil subir a Primera. Y el Sporting, como siempre en sus últimos éxitos históricos, vuelve a aferrarse a la épica.