Fútbol

El Sporting se despide del sueño con honor y lágrimas

Los rojiblancos dieron la cara en Barcelona pero volvieron a desperdiciar sus ocasiones y el empate a cero les deja fuera de la final del playoff

Diego Sánchez se lamenta de una de las ocasiones falladas por el Espanyol. / LaLiga

El Sporting cumplirá su octava temporada en Segunda (que se dice pronto). Pero la séptima no ha sido una más. Duele contar que el Sporting no jugará en Primera, ni siquiera jugará la final del playoff, pero alivia pensar que después de dos años casi trágicos, el Sporting ha recuperado dos cosas, a cual más importante: la competitividad y una emocionante comunión con su afición. Aunque cambiarán piezas claves, si se sabe mantener el espíritu este es el camino.

El partido contra el Espanyol fue significativo de lo que ha sido el Sporting esta temporada: un equipo que se entrega, que planta cara a cualquiera (por mucho presupuesto que tuviera) pero que se chocaba reiteradamente contra un muro: el de su propia falta de calidad a la hora de definir de cara a la portería rival. Así, sin gol, con una carencia que no se corrigió en toda la temporada y que solo taparon en la primera vuelta Gaspar, Juan Otero y (en menor medida) Campuzano tiene mucho mérito que el Sporting llegara hasta donde ha llegado.

En Barcelona el equipo le volvió a jugar de tú a tú al gran favorito para el ascenso directo. Sufrió al principio, pero acabó embotellándole. Y tuvo muchas ocasiones para, al menos, empatar la eliminatoria: un centro de Gaspar que no encontró rematador, otro de Pablo García que Otero remató fuera, una clarísima de Mario González a pase de Rivera, otra de Otero que paró el portero... Hasta el zurdazo final de Pablo García, que pudo haber forzado la prórroga. Pero la sensación era que por mucho que durara el partido, no habría manera de meter un gol. Y menos aún dos, que era lo que verdaderamente necesitaba el Sporting para superar la eliminatoria frente a un rival rácano y ganable, como el Espanyol. Una pena. El déficit de siempre pesó demasiado.

Resulta increíble que en 190 minutos, con todo lo generado, el Sporting no le haya metido un gol al Espanyol. Pero así ha sido este equipo. ¿Qué se le puede reprochar?

Se acaba una temporada ilusionante de cuyos errores también se debe aprender. Ahora toca conocer el futuro de Ramírez, arquitecto de este Sporting competitivo, y resolver la gran incógnita de su sustituto. También la necesidad que tenga el Sporting de traspasar o enviar jugadores a México para ajustar el presupuesto y comprobar si los técnicos son capaces de mantener la base y cubrir las carencias de este año. La fórmula se conoce y la base está. Y, por supuesto, una afición hoy decepcionada pero que se ha vuelto a enganchar al equipo con una pasión desbordada. Esta vez no salió del todo bien; ahora toca cruzar los dedos y que el año que viene salga mejor.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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