El Sporting se desinfla en Elche y ve truncada su buena racha

Gijón

Era evidente: no todos los partidos del Sporting de esta temporada iban a ser como el del Castellón. Lo había advertido Rubén Albés el viernes: lo del Martínez Valero lo esperaba menos "trepidante". Y así fue. Confiaba el entrenador, en todo caso, en que ese contexto su equipo también fuera capaz de sacar tajada. No fue así: dos errores defensivos tiraron por la borda el trabajo (por lo demás serio) del Sporting. Con todo, el equipo gijonés pudo empatar si el colegiado (en cuya cabeza el partido de los rojiblancos fue una carnicería, a la vista del número de faltas (11/26) y tarjetas -ocho, Albés incluido-) no le hubiera escamoteado un penalti sobre Nacho Méndez que hubiera supuesto (acierto mediante) un empate muy valorable. La buena racha del Sporting se cortó en un Martínez Valero que sigue siendo gafe.

Ha encontrado Albés en las últimas jornadas un once que, salvo imprevistos, no ha estado dispuesto a variar. Repitió con los mismos que salieron de inicio el lunes, reservando por ejemplo a Cote, Diego Sánchez o Nacho Martín. Una alineación exactamente igual para un partido muy diferente al que abrió la semana. Porque si en el Castellón el Sporting encontró la horma de su zapato para dibujar juntos un partido trepidante, de ida y vuelta, en el Elche encontró un rival amante de la posesión larga y de la contemporización, muy del gusto de Sarabia. Así fue al menos hasta el tramo final, en el que los alicantinos renunciaron al balón para asegurar el resultado favorable que habían conseguido.

Tras algunas dificultades iniciales, el Sporting supo adaptarse al contexto y competir, pero el ya recurrente lastre de los patinazos defensivos le salió muy caro. Esta vez fueron dos, ambos en el segundo tiempo: un balón que sorprendió, a su espalda, al recién incorporado Cote, y otro clásico como una falta de contundencia de Rober Pier. 2-0 sin que Yáñez hubiera hecho apenas ni media parada.

El Sporting, al que no le sentó bien el primer descanso de Olaetxea en toda la temporada, logró asentarse en el partido y llegar vivo al final gracias a otro gol de Dubasin, cuyo inicio de temporada ya no admite comparación con casi nadie; únicamente con el de Gaspar Campos de la temporada pasada. Tres tantos y dos asistencias lleva El Pingüino en diez jornadas. El del Martínez Valero fue espectacular, resolviendo de una forma brillante un gran centro de Cote, con control de mérito y definición espectacular del jugador cedido por el Basilea.

Los últimos minutos fueron de total dominio del Sporting, que se topó con ese misterio que es el arbitraje en el fútbol moderno: un agarrón de Salinas a Nacho Méndez en el área no fue considerado penalti, ni por el árbitro ni por el VAR. Los misterios del nuevo arbitraje. Con cierta cara de tonto se volvió al Sporting a Gijón, consciente de que en el Martínez Valero pudo hacerlo mejor pero también de que, sin brillantez ni la espectacularidad del partido anterior, pudo haber sumado algo.

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