El Sporting demuestra quién manda en El Molinón
Los rojiblancos vuelven al playoff tras una trabajada victoria sobre el Huesca (2-1) con tantos de Caicedo y Gaspar Campos
Gijón
El Sporting lo logró: duerme en playoff (quinto) y a solo un punto del ascenso directo tras vencer en su campo a otro equipo que llegaba al alza como el Huesca. Y la condición de fortín de El Molinón ya se refleja en los datos: el Sporting es el mejor equipo local de la categoría, empatado con el Eibar y el Mirandés. Un triunfo cocinado a fuego lento y en el que pusieron la sal y la pimienta dos futbolistas que necesitaban el refuerzo del gol: Caicedo y Gaspar. Solo un error de Rober Pier, con un gol en propia meta en el minuto 86, hizo temer por un triunfo no muy brillante pero sí muy trabajado y merecido. Hubo que contener el aliento hasta el despeje final de Pablo García para festejar un triunfo que eleva al Sporting a las alturas.
La declaración de intenciones del Sporting estuvo clara desde el saque inicial. Ocho jugadores prácticamente pisando la línea medular, ansiosos por ubicarse en campo contrario. Quiso el Sporting demostrar quién manda en El Molinón; No quería el equipo gijonés dar tregua a un rival contemporizador por filosofía, que consideraría un triunfo cada minuto sin movimientos en el marcador. Fue una apuesta exitosa: a los cuatro minutos llegó la algarabía con el estreno goleador de Caicedo, que deberá estarle agradecido a Olaetxea, autor moral de un tanto que el ecuatoriano solo empujó con la testa cuando ya parecía colarse. No protestará el centrocampista vasco, conforme con ampliar su estadística de asistencias y consciente de que su compañero necesitaba bastante más ese gol. Además, ante la mínima duda, mejor asegurar. Caicedo celebró su estreno goleador en el fútbol español primero con rabia y después con alivio, cuando desde la sala VOR confirmaron que el pie de Gerard Valentín rompía el fuera de juego.
Caicedo quería más y unos minutos después lo intentó con un remate flojo de cabeza que se fue fuera pero en el que pidió penalti por un agarrón que parecía mutuo. También le sirvió el ecuatoriano un interesante balón a Queipo (tras un pase de escuadra y cartabón de Nacho Martín), al que el asturiano no pudo llegar. Al menos el jugador más discutido de la actual plantilla del Sporting participaba del juego, no como en partidos anteriores. Tiró también un buen desmarque el delantero para intentar aprovechar una floritura de Dubasin, que le metió un pase con el exterior que se le fue un poco largo a El Pingüino.
El Huesca estaba superado. El centro del campo del Sporting, con los nachos y Olaetxea rozando la perfección, no les daba tregua. Dubasin era un incordio constante, Queipo aparecía a ráfagas, Caicedo fijaba a la defensa y las incorporaciones de los laterales rojiblancos también ponían nerviosos a los aragoneses. Apenas dieron un susto en toda la primera parte, con un disparo lejano de Javi Mier, que atrapó Yáñez sin problemas.
Fiel a lo prometido, el Sporting siguió volcado. Y la grada volvió a botar, aplaudiendo la intención, aunque el equipo gijonés pecara de lo de siempre: le faltaba rematar la faena, cosa que pudo hacer en un tramo de acoso final, con varios balones colgados al área visitante, bien desde la esquina o bien desde los costados.
La primera parte acabó con un buen susto, porque Yáñez voló sin miramientos para despejar de puños un centro lateral, llevándose por delante a Blasco pero también a su compañero Róber Pier.
Siguió buscando el Sporting la sentencia en la reanudación, con Nacho Méndez como principal argumento ofensivo en la segunda parte. De sus botas salieron dos tiros muy peligrosos: uno lo abortó el portero del Huesca; el otro (involuntariamente) Caicedo en su última acción en el partido. También lo intentó Queipo, con un durísimo disparo. Pero el gol se resistía.
Y como perdonar tiene un precio, Yáñez tuvo que intervenir para evitar el gol en un saque de esquina que sorprendió al Sporting. El asistente acabó señalando fuera de juego después del escalofrío que sintió el público de El Molinón. Como en un córner en el que Sergi Enrich remató solo y, afortunadamente, flojo.
Hasta que por fin, en el minuto 78, el equipo ya la grada liberaron toda la adrenalina en el gol de Gaspar, que se aprovechó de un toque sutil de un brillante Nacho Méndez para marcar con la derecha, ajustando su disparo al palo, el 2-0.
Todo parecía por fin sentenciado, pero un fallo de Róber Pier, desviando hacia su propia portería un centro al que parecía llegar sin problemas Yáñez le puso al partido una emoción innecesaria. Apretó los dientes El Molinón, tembloroso, sobre todo con un par de faltas laterales que hacían contener la respiración. Pero los tres puntos se quedaron en casa y el idilio entre el Sporting y su estadio continúa.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de...