El Sporting tiene el partido 'tonto' el día que menos tocaba

El día que menos tocaba, en el escenario más inoportuno, el Sporting protagonizó el partido 'tonto' de la temporada. Los rojiblancos cayeron en el campo del colista, en uno de esos partidos que un equipo que aspira a estar arriba no puede dejar escapar. El choque quedó condicionado por una acción muy polémica, que traerá cola: la expulsión del portero Rubén Yáñez por lo que el árbitro Sánchez Villalobos (a instancias del VAR), consideró agresión, tarjeta roja y penalti, lo que dejó el partido sentenciado. Una jugada delicada, en la que parece evidente que primero hay falta al portero, por un bloqueo que le impedía sacar, pero en la que Yáñez jugó con fuego y se quemó. Sacó el codo y, en el fútbol actual, eso se condena, guste más o menos. Así lo entendió perfectamente Rubén Albés, que no se escudó en la polémica para justificar el resultado; todo lo contrario: explicaba tras el partido que le había parecido penalti y lamentaba que su equipo no estuviera a la altura en un partido tan importante.

El Sporting, que salió impetuoso (en la línea habitual) se fue diluyendo en el partido como un azucarillo. Dubasin tuvo una ocasión en el primer minuto de partido y otra poco tiempo después. Parecía el equipo de siempre. Pero las cosas empezaron a torcerse con la lesión de Juan Otero, tras un mal golpeo en una llegada clara. Entró Campuzano.

El ímpetu inicial se diluyó y el Sporting no generó casi nada ni en el tramo final de la primera parte ni en la segunda parte. El Cartagena empezó a pensar que su rival no era tan terrible y que podía hacerle daño. Gastón estrelló un balón en el palo, en el primer aviso serio. Pero fue el propio Sporting el que le sirvió la victoria en bandeja a su rival, en una acción no exenta de polémica.

En los últimos minutos, incluso en inferioridad, el Sporting pudo empatar, si Gaspar o Dubasin hubieran estado más acertados. No lo logró, y el Sporting salió de Cartagonova enfadado con la decisión arbitral, pero también consciente de la oportunidad perdida para ponerse tercero. Sigue cuarto, en pleno pelotón, pero dejando una mala imagen y desaprovechando un día en el que ganar parecía obligatorio.