Gelabert y Dubasin salvan al Sporting en un tenso debut

GIJÓN

Gelabert y Dubasin; Dubasin y Gelabert. Tanto monta, monta tanto. Ellos, con sus renovaciones, sostuvieron en verano el ánimo de una afición alicaída, que ni en el mejor de los escenarios soñaba con volver a verlos juntos en El Molinón. Y ellos, con sus goles, le han dado la primera victoria de la temporada a una afición entregada, que llenó el estadio el primer día y que vio cómo las dos estrellas del equipo ejercen como tal desde el estreno, esta vez para rescatar a un equipo que, por lo demás, dejó muchas dudas tanto en defensa como en ataque, especialmente en una muy mala primera mitad. Ellos solos no salvarán al equipo ni lo conducirán a pelear por el ascenso, pero si ellos dos siguen funcionado, el Sporting tendrá mucho ganado.

En un ambiente de Primera, con un Molinón lleno en la primera jornada, con 29.886 espectadores protagonizando la mejor entrada de la primera jornada en Segunda (superando a La Rosaleda) y totalmente volcado con el equipo, el Sporting tuvo que sudar tinta para ganar a un Córdoba que en varias fases del partido pareció mejor equipo. Hubo que remontar, reponerse a los sustos de tres balones a la madera y un penalti rectificado para disfrutar del delirio final. Tres puntos que al Sporting ya no le quitará nadie, aunque a Garitano le quede mucho trabajo por hacer para que este equipo sea sólido en las dos áreas.

El entrenador apostó por un once con sorpresas, no todas aparentemente exitosas. Fue titular Kevin Vázquez como lateral derecho (hasta que se lesionó y, con su entrada, Guille Rosas le mejoró), apostó por los dos centrales nuevos (Perrin y Vázquez, todavía en fase de adaptación) dejando fuera a Curbelo, y apostó en la banda izquierda por Pablo García y Queipo, sacrificados a la hora de partido por Diego Sánchez y Gaspar, que (sobre todo en el caso del segundo) mejoraron a los titulares.

El inicio del partido del Sporting fue muy preocupante, sin ninguna de las virtudes que se esperan de él. Un equipo terriblemente blando en las dos áreas, sin generar peligro y permitiendo que en veinte minutos el Córdoba le hiciera un gol, un disparo a la madera y obligara a Rubén Yáñez a volar para evitar otro tanto.

Un lamentable error de Pablo García y la falta de contundencia de Juan Otero en labores defensivas permitieron que Sergi Guardiola diera el primer susto a los trece minutos, pero la estirada de Yáñez lo evitó. Sin embargo, el portero fue uno de los indeseables protagonistas del terrible error en cadena que propició el 0-1: una pérdida de Queipo en campo contrario, la endeblez de Kevin Vázquez en la acción defensiva sobre Jacobo González y el fallo clamoroso de Yáñez dejando colarse el balón entre sus piernas.

El Córdoba estaba crecido y Carlos Isaac estuvo a punto de lograr el segundo tanto solo tres minutos después, al encontrarse en la esquina del área grande con un balón despejado tras un saque de banda; el disparo del lateral se estrelló en la madera. El Sporting era, en ese momento, un coladero. El segundo gol hubiera resultado cismático.

Una acción eléctrica sirvió para recuperar la tranquilidad. Un saque de banda rápido, un centro raso de Otero y la puntera de César Gelabert para picarla por encima del portero del Córdoba. Un buen gol, más que necesario, al filo de la media hora de partido y la constatación de que Gelabert se apunta a ser una de las estrellas del equipo y a que su puntería posiblemente sea mayor que la de todos los delanteros del equipo juntos.

El Sporting mejoró algo en el tramo final de la primera parte, gracias a las aportaciones de calidad de Gelabert y Dubasin. Una ruleta del palentino puso en pie a El Molinón y un pase en largo para El Pingüino acabó en un balón perfectamente filtrado para Pablo García, al que Marín le robó el gol de la remontada ya en el minuto 45.

El descanso no mejoró al Sporting. El primer cuarto de hora de la segunda parte fue desalentador: era un monólogo del Córdoba, con un Sporting encerrado en su campo e incapaz de salir. Garitano optó por cambiar por completo una banda izquierda que no daba el nivel: retiró a Pablo García y Queipo para dar entrada a Diego Sánchez y Gaspar. Pero tuvo que agotar otra ventana de cambios apenas un minuto después, porque Kevin Vázquez se lesionó, cediendo su puesto a Guille Rosas y el brazalete a Gaspar Campos. La ovación a Guille en su entrada, como los pitos a Queipo, dio muestras de las filias y fobias de El Molinón.

Y entonces llegó el gran susto: un centro al área que golpeó, supuestamente, en el brazo de Pablo Vázquez. El VAR corrigió el error inicial de Álvaro Moreno, al que el rebautismo de los árbitros le ha condenado a parecer una firma de ropa de caballero.

La grada sufría, el Córdoba mandaba y el Sporting trataba de aprovechar algún espacio para tener su oportunidad. Y la tuvo, en una acción en la que Otero desbordó por la izquierda y ejerció de centrador (de las cosas que mejor hace en el campo) y Dubasin lograba el tanto de la remontada a pesar de los intentos del portero y un defensa por sacar el balón sobre la línea. El éxtasis se apoderó de El Molinón.

Sufriendo, defendiéndose como gato panza arriba, con el Córdoba estrellando dos balones más en la madera, con Gaspar teniendo la sentencia en sus botas, con Caicedo demostrando que no da el nivel y mandando al tercer anfiteatro una ocasión clarísima, el Sporting terminó celebrando una victoria agónica que no tapa las carencias pero que ayuda a llevarlas mucho mejor. Queda mejorar en las dos áreas, labor de la que Garitano toma nota, y cruzar los dedos para que Gelabert y Dubasin no bajen el nivel en todo el año.