El Sporting encaja sobre la bocina una primera derrota cruel

La primera derrota del Sporting de la temporada llegó de forma cruel. Una falta seguramente innecesaria en el minuto 89, un balón colgado al área, una mínima concesión defensiva y un golazo a la media vuelta de Barcia dejaron al Sporting sin premio en Riazor, cuando ya saboreaba el que habría sido el primer empate de la era Garitano. Un partido que el Sporting empezó con su versión más conservadora, para intentar dar un paso adelante en la segunda mitad, que no le sirvió para marcar ni un solo gol. Duele perder, pero más hacerlo en La Coruña de la forma en la que se produjo la derrota.

El plan inicial de partido fue el fiel reflejo de lo que ya había advertido Pablo Vázquez durante la semana: este Sporting no ha venido a agradar a nadie, sino a intentar competir de la mejor forma posible con lo que tiene. En los primeros 45 minutos se vio a un equipo mega conservador, al que no se le caían los anillos por alinear un doble lateral en la derecha para frenar a Yeremay, plantar dos líneas de cinco delante de su propio área y aguantar así las embestidas del Dépor, que tuvo la posesión pero apenas generó peligro real, más allá de un remate de cabeza que se fue por encima del larguero y un buen disparo cruzado de Escudero al que respondió bien un sobresaliente Yáñez.

Obviamente, con semejante planteamiento, el balance ofensivo de la primera mitad fue prácticamente nulo, con un solo disparo entre los tres palos a través de un lanzamiento de falta de Otero. Cuando el Sporting recuperaba el balón, la distancia hasta el área contraria era abismal.

En el intermedio, Asier Garitano decidió que cumplido el objetivo de aguantar hasta entonces, había llegado el momento de dar un paso hacia adelante. Renunció al doble lateral, retiró a Guille Rosas y dio entrada a Gaspar, aunque el gijonés no le aportó prácticamente nada al ataque del equipo. Pocos minutos después cambió al otro lateral (entró Diego Sánchez y por Pablo García) y una acción indeseable y no suficientemente analizada alteró los planes: la lesión de Nacho Martín, tras sufrir un violento pisotón de Yeremay que solo se castigó con tarjeta amarilla, obligó a la entrada de Mbemba.

Los primeros minutos de la segunda mitad fueron una locura: Gelabert estrelló en el palo un remate de cabeza tras el rechace de un centro de Kevin Vázquez, pero en la siguiente jugada Yeremay también se encontró con la madera en un disparo cruzado, tras una acción a la contra.

Ninguno de los dos equipos parecía conformarse con el empate. No lo hacía el Sporting, que tuvo una buena ocasión en las botas de un entonado Corredera, que en su mejor actuación con balón desde su llegada a Gijón aprovechó un robo del Sporting en campo contrario para sacar un disparo que el portero del Dépor acabó convirtiendo en el primer saque de esquina del partido favorable a los rojiblancos.

La tensión iba creciendo. Dubasin reclamó penalti en un derribo en el área, una pérdida de balón de un nada entonado Justin Smith casi la aprovecha Yeremay para asistir a Mario Soriano y Luismi hizo de las suyas en la banda derecha, disfrutando de una ocasión en la que se deshizo de Diego Sánchez pero no dio fuerza a su disparo.

Cuando ya todo el sportinguismo daba por bueno el primer empate de la temporada, llegó la falta lateral y el gol de Barcia que tiró por la borda el trabajo de toda la tarde. El Sporting se lanzó a la desesperada a por el empate, incluso con Rubén Yáñez acudiendo a rematar al área contraria, pero el equipo gijonés acabó mordiendo el polvo por primera vez esta temporada.