La Policía busca en la balsa de una mina de Ribadesella a una madre y una hija desaparecidas en 1987 en León
Una jueza de Gijón reabre el caso a petición de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV)

La UME y la Policía, durante las labores de búsqueda de los cuerpos de una mujer y su hija desaparecidas en 1987.

Asturias
María Trinidad Suárdiaz, con 27 años, de origen asturiano, y Beatriz, su bebé de 13 meses, desaparecieron en 1987 en Matadeón de los Oteros, en León, lugar en el que residía la familia, después de que ella interpusiera una denuncia por maltrato contra su marido, Antonio María de Silva, conocido como 'el Portugués'. Un contrabandista de tabaco, de mal carácter y que en los interrogatorios a los que fue sometido en ningún momento reconoció ser autor de una desaparición que siempre calificó como una marcha voluntaria de la que fue su mujer y su hija, según confirmaron a este periódico fuentes policiales.
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Y aunque los hechos están prescritos, no haya familiares vivos de las dos desaparecidas salvo el marido y padre que se encuentra ingresado en una residencia para mayores en Zamora, y el fracaso de las anteriores reactivaciones del caso, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) con sede en Gijón ha pedido a la jueza de Instrucción número 4 de la ciudad que reabra el caso al haber encontrado una nueva línea de investigación cuyo objetivo se centra en la balsa de una explotación cerrada de fluorita en Berbes (Ribadesella). En ese lugar, los buzos de la Policía Nacional han localizado al menos dos vehículos en los que se sospecha, a raíz de testimonios de vecinos, que podrían estar los cadáveres de Maritrini y su hija.
Puede ser él desenlace de una trágica historia que comenzó hace 38 años y sobre la que la Policía nunca dejó de investigar a pesar del sobreseimiento de unos hechos cuya primera denuncia la presentó el hermano de Maritrini, incomprensiblemente 15 años después de su desaparición. Fue en el año 2002 cuando la Policía Nacional realiza las primeras averiguaciones que finalizaron con la conclusión de que Maritrini y su hija desaparecieron de forma voluntaria para huir del entorno en el que vivían.
Habría que esperar hasta 2015, cuando la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Gijón en un repaso de temas pendientes reactivó el caso ante las dudas razonables sobre los hechos y las imprecisas declaraciones del marido. En el interrogatorio a 'El Portugués' éste afirmó que perdió la pista a su mujer y su hija en una carretera del Algarve donde supuestamente le abandonaron.
Según el relato confirmado en fuentes policiales, en marzo de 2016 la UDEV consiguió la autorización del juzgado de Instrucción número 2 de Gijón en el solar de la casa de Matadeón de los Oteros, donde había vivido la familia. Allí tampoco no hallaron ningún dato revelador y meses después, en 2017, la jueza archivó provisionalmente el procedimiento. Sin embargo, los investigadores, siguieron el rastro de los movimientos de 'el Portugués', un hombre que se movía mucho, según la Policía, y que cambiaba a menudo de vehículo falsificando en numerosas ocasiones las matrículas.
Con este contexto, la investigación los llevó hasta una casa de la localidad asturiana de Berbes, en el concejo asturiano de Ribadesella, y en 2017 la jueza reabrió el caso y dio orden de que se buscase en esa vivienda donde encontraron un zulo vacío del tamaño de un cuerpo de persona. Tras este nuevo intento de aclarar los hechos, los investigadores volvieron a interrogar al marido de las víctimas que mantuvo ante la jueza el mismo argumento: ni las mató ni sabía nada de ellas. Reiteró que Maritrini lo abandonó en el Algarve y se llevó con ella a su hija. La jueza lo puso en libertad al no haber cargos de peso contra él.
Sin embargo, la investigación realizada en el entorno de la casa de Berbes permitió obtener nuevas pistas que los llevó hasta una profunda y fangosa balsa de agua de una antigua mina de espato flúor en Ribadesella, muy próxima a la vivienda. Según informaciones policiales, esa balsa es utilizada desde hace años como un vertedero y fueron vecinos del pueblo quienes aseguraron que Antonio María da Silva había arrojado dos coches al fondo.
Los buzos de la Policía confirmaron la presencia de al menos dos vehículos y por la documentación intervenida en los registros de las viviendas en Berbes, se sabe que Antonio poseía al menos dos vehículos, un VolksWagen y un Peugeot 304 blanco. Ante la imposibilidad de extraerlos, la UDEV solicitó la reactivación judicial del caso a lo que la magistrada Ana López Pandiella, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón, aceptó y este martes dictaba un auto en el que ordena disponer "los medios necesarios para continuar los trabajos en la balsa de la bocamina de Berbes, recabando la colaboración de cuántas entidades y organismos se estimen precisos, en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las desaparecidas". Unos trabajos para los que la Policía considera que será necesaria la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) o de una empresa especializada en drenajes acuáticos.




