El empate de regalo no tranquiliza a un Molinón indignado

Gijón

¿Conocen ustedes a algún equipo muerto? Dénselo al Sporting, que lo resucita. El Andorra estuvo a unas décimas de segundo de ganarle al equipo gijonés en su campo y de hurgar aún más en una herida abierta de par en par; no fue así porque en la última jugada del partido el equipo de Piqué le regaló un penalti, por una inocente mano de Diego Alende que hubo que rebuscar en el VAR durante más de 3 minutos. Gelabert salvó un punto, pero a El Molinón no se le consuela con migajas: el público estalló contra el Grupo Orlegi, con el desfasado cántico de 'directiva dimisión', pero cuyo significado real no admite dudas. Hartos de falsas promesas, confirmada la incapacidad de los actuales dirigentes del Sporting para confeccionar con sensatez un equipo decente, los aficionados no solo manifestaron hartazgo; también preocupación. Al menos el equipo salvó de milagro un punto que quizás evite que un conjunto tan malo como este Sporting pueda dar con sus huesos en Primera Federación, que es el riesgo real, un año más, sin edulcorantes ni campañas de blanqueo.

Un viernes realmente negro para un Sporting que pudo ganar el partido. Lo hubiera hecho, seguramente, cualquier otro equipo, pero no el Sporting. Porque, ¿de qué vale generar la cantidad de ocasiones que generó el equipo gijonés, especialmente en la segunda parte, si eres incapaz de marcar un gol de jugada? El dato no es baladí: desde el 26 de octubre (más de un mes) el Sporting solo ha logrado marcar de penalti (en Liga). El último gol de jugada lo consiguió Juan Otero, frente al Zaragoza. Entre el palo (que repelió un disparo de Gaspar), los fallos de los rojiblancos y el gran partido de un portero de 19 años como Áron, todo esfuerzo ofensivo del Sporting fue inútil.

Si a esto sumamos varios fallos defensivos del Sporting, con problemas en la salida de balón en varios momentos del partido, rizamos el rizo. Los rojiblancos ya habían cometido varios (Justin Smith, Curbelo...) pero en la segunda parte, cuando más volcado estaba el Sporting al ataque, Lautaro convirtió en gol el único disparo del Andorra a puerta de toda la segunda mitad.

Para colmo, el partido dejó la lesión de Gaspar Campos. No hay semana sin lesión de al menos un futbolista rojiblanco importante. ¿Es casualidad? ¿Están acusando algunos rojiblancos la saturación de minutos ante la falta de rotación por el nulo nivel del banquillo? ¿O ha habido una mala preparación física?

Muchos datos para la preocupación en un Sporting que, al menos, ya está un punto más cerca de los 50. Y, lo demás, milongas que ya nadie se cree.