Wert: un elefante en una tienda de porcelana

Sí, la educación en España tiene un serio problema, tiene razón el gobierno: el problema se llama José Ignacio Wert. Si recordamos otros ministros de Educación de la democracia como Federico Mayor Zaragoza, José María Maravall, Javier Solana, la propia Pilar del Castillo o Ángel Gabilondo, la mejor imagen que se nos ocurre para describir al actual ministro es la de un elefante en una tienda de porcelanas. Hasta Rajoy pasó por ese ministerio, sin dejar una gran huella pero con el cuidado de no provocar ningún incendio. No se puede acumular mayor despropósito en un terreno que requiere tanto conocimiento, tanta prudencia, tanto talante y tanta mano izquierda. Hay muchos empeñados en que la educación sea en España una campo de batalla ideológico. Empeñados en volar los puentes para evitar un terreno común, una base mínima sobre la que construir un futuro sólido y estable para las próximas generaciones. Pero el ministro Wert ha ido más lejos que nadie en su política de tierra quemada. En contra de rectores, profesores, pedagogos, estudiantes y casi diríamos del sentido común, Wert se empeña contra viento y marea en imponer la nota media de 6,5 para acceder a las becas universitarias. Y dice incluso que quien no llegue a esa media debería pensarse si la Universidad es su sitio. Las familias que no tuvieron la fortuna de poder dotar a sus hijos en la canastilla con un cheque para el Master no tienen bastante con la complicada situación económica; el paro o la incertidumbre, la subida de tasas y la reducción de becas. Ahora, si quieren que sus hijos o hijas puedan estar en la Universidad ya no les bastará con el aprobado raso que se les exigirá a los que tienen dinero para pagar la matrícula. Tendrán que ser más listos y esforzarse más que los otros. ¿De verdad no entiende el ministro la profunda desigualdad y la injusticia que genera una medida así? Es dificil creerlo. Más bien parece que lo entiende perfectamente, y que Wert -convencido como está de que en la Universidad hay demasiada gente- ha visto la ocasió