Exigencia democrática

Un año más el problema con los presupuestos no va a ser lo que lo se piensa gastar sino lo que se consigue ingresar. Llevamos varios años con derrumbe en las cuentas debido a la imposibilidad de cumplir con la recaudación prevista. Así por mucho que se ejecuten, nunca mejor dicho, formidables recortes en el estado de bienestar, resulta imposible cuadrar los resultados. Con el consumo por los suelos y sin crédito, con bajadas salariales continuadas, sin creación de puestos de trabajo que coticen en la seguridad social, y teniendo que pagar por la deuda intereses demasiado altos, una y otra vez se comprueba que no hay forma de llenar la caja. El Gobierno entregará hoy en el Congreso el famoso lápiz con el detalle de los presupuestos para 2014. Aunque suene casi ingenuo, no lo es, es una exigencia democrática pedir que el debate parlamentario sobre las cuentas públicas para 2014 sea lo más intenso posible. Exigir que el Gobierno defienda sus argumentos con datos solventes y sin descalificar las propuestas de la oposición como si procedieran del enemigo. Pedir que esas propuestas de la oposición estén convincentemente acompañadas de cifras y explicaciones. Sería lamentable que una discusión de la que depende el dinero que habrá para la investigación, la educación, la sanidad o las prestaciones sociales se realice sin pena ni gloria, dando por supuesto que los ciudadanos no nos importa lo que pasa en el Parlamento, porque no esperamos nada de él.