Sembrar y recoger

Con la voz de Lou Reed comenzamos una semana que mantiene vivas dos noticias. La difícil gestión para el PP de la España post ETA y el fuera máscaras sobre el espionaje internacional que hoy conocemos gracias a Edward Snowden. El Partido Popular pudo comprobar ayer en la calle el precio de convertir el dolor en arma política. Las víctimas expresaron su indignación y su angustia por la anulación de la doctrina Parot. Tienen todo el derecho. Y el partido en el gobierno tiene la obligación de gestionar la derrota de la banda terrorista transmitiendo a los ciudadanos confianza en las instituciones españolas y europeas, que son nuestras también y que tanto ayudaron en el pasado en la batalla contra el terror. La confusión entre aquel derecho, el de las víctimas, y esta obligación, la de un partido de gobierno, se saldó ayer en la plaza de Colón con abucheos y gritos contra los dirigentes populares que después de varios días de vacilación, acudieron en nombre de Rajoy a la manifestación. Y sobre el espionaje, crece el enfado en Europa que manda a Washington una delegación para pedir explicaciones, Washington mira para otro lado porque dice que sus espías han ayudado a la seguridad europea. El gobierno de España, ante la evidencia de que también se espió aquí, llama esta mañana, a las diez y media, al embajador estadounidense aunque sin mucho ruido, con la boca pequeña porque las relaciones bilaterales importan mucho...y así hasta el infinito. Un escándalo que afecta también a ciudadanos y empresas.