Cosas que no tienen perdón de Dios

Hoy quedaran instaladas las concertinas en lo alto de la valla que separa Melilla de Marruecos. Si nadie las arranca a tiempo, volverán a producirse las escenas que ya vimos en 2005, con hombres que pese a todo intentan saltar el muro de espino y se producen terribles y profundas heridas con las afiladas navajas que jalonan los bordes.

¿Cómo es posible que no se haya podido atajar semejante decisión? Están en contra las asociaciones de guardias civiles, las asociaciones de Derechos Humanos y la inmensa mayoría de los partido políticos. La defensora del Pueblo, Soledad Becerril, lo considera una atrocidad. Cuarenta y cinco mil personas han enviado su firma electrónica al ministerio de Interior pidiendo que no se instalen. Incluso la senadora popular de la ciudad, Carmen Dueñas, ha advertido, en tres ocasiones, que no se puede atentar contra la vida de los inmigrantes de esa manera, en contra de la opinión del portavoz oficial de su partido, que defiende impertérrito la medida.

¿Cómo es posible que no se pueda evitar una carnicería como la que, sin duda alguna, va a terminar produciéndose, uno de estos días? El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que se declara cristiano debería saber que lo que va a consentir no podría tener nunca el perdón del Dios que afirma respetar. Hay cosas sobre las que no basta arrepentirse dentro de unos años. Cosas que no tienen perdón de Dios.