Acabar con el caso Noos

La semana empieza con una agenda cargada. Es posible que en pocos días el juez que lleva el caso Noos, en Palma de Mallorca, anuncie su decisión respecto a si imputa o no a la infanta Cristina. Decida lo que decida el juez Castro, la instrucción se ha llevado con razonable normalidad, salvo en un punto, realmente llamativo: el hecho de que el fiscal se opusiera a que la infanta fuera llamada a declarar, algo sobre lo que no existen, dicen los expertos, muchos precedente en la historia judicial española. El caso Noos ha causado ya un daño considerable a la popularidad del Rey, y es razonable que la Casa Real piense que cuanto antes se cierre, mejor para la Zarzuela. El problema es que, aunque no se impute a la infanta, todo seguirá abierto hasta que se juzgue a su esposo, Iñaki Urdangarín, acusado de desviar, entre 2004 y 2006, unos 5,8 millones de euros de fondos públicos en las Comunidades de Baleares y de Valencia. Se trata de una acusación realmente seria y hasta que no se pronuncien los tribunales será muy difícil que baje la presión sobre el Rey y sobre la popularidad de la monarquía. Cuanto antes se juzgue, mejor; pero sin que se produzca ni la menor sombra de anomalía en su instrucción y resolución. Eso sí que sería realmente peligroso para la monarquía como institución.