Las cosas realmente graves

Una de las cosas que habrá que aclarar con todo el detalle posible es la actuación de la Agencia Tributaria en el caso de la empresa Aizoon, propiedad de Iñaki Urdangarín y de su esposa, la infanta Cristina. El auto del juez Castro cuestiona seriamente la actuación de los responsables de Hacienda y vierte sospechas muy duras sobre los informes de los técnicos periciales. Es un asunto grave, sobre el que es imprescindible que no queden dudas, porque afecta a la confianza de los ciudadanos en una institución fundamental del estado democrático: la Hacienda Pública. Si el juez Castro tiene razón en sus observaciones y los técnicos de Hacienda han tenido en cuenta otras razones que las estrictamente profesionales, el Gobierno le habría hecho un flaco favor a la jefatura de Estado, pero sobre todo, y eso es realmente lo peor que podría pasar, habría comprometido de manera irresponsable a funcionarios públicos sobre los que no debe existir recelo alguno.

Hacer recaer sobre la administración del Estado, sobre el funcionariado público, actuaciones incorrectas, partidistas o directamente delictivas, inducidas por autoridades políticas, es siempre la peor opción posible. Eso sí que hace realmente daño a un país, mucho más que la imputación de una infanta. Eso si que deja una huella insoportable.