Un fiscal recurrente

Lo importante es que la infanta doña Cristina declare ante el juez que investiga las actividades de una empresa de la que ella formó parte. Esa era la excepcionalidad que había que corregir. El que la Infanta llegue en coche hasta la puerta de la Audiencia de Palma no tiene la menor importancia. Si existe preocupación por su seguridad, sería incluso lo más aconsejable. No se entiende muy bien a qué viene tanta polémica sobre una cuestión tan secundaria. Lo que debe primar es la seguridad y es evidente que un personaje público como doña Cristina corre más riesgos en esa situación que un ciudadano menos conocido.

Otra cosa distinta es el escrito presentado ayer por el fiscal, donde se afirma que se corre el riesgo de que la toma de declaración a la Infanta "verse sobre reproches éticos y no sobre hechos presuntamente delictivos". Si el fiscal cree que sigue sin haber base alguna para su imputación, quizás lo mas correcto hubiera sido que volviera a recurrir ante la Audiencia y dejara que fueran otros jueces quienes decidieran, en lugar de elaborar este nuevo escrito con críticas tan severas al instructor del caso. El fiscal no tiene porque acomodarse a la estrategia de defensa de la Infanta y si cree que todo se está llevando a cabo de una manera tan errónea desde el punto de vista del Derecho debería tomar las decisiones oportunas, en lugar de iniciar lo que se puede interpretar como una guerra personal contra el juez Castro.