No defienden, se esconden

El presidente del Gobierno y el ministro del Interior defendieron ayer con vehemencia la actuación de la Guardia Civil el pasado día 6 en Ceuta, cuando quince personas murieron ahogadas en una playa sin recibir el auxilio obligado. Se supone que el señor Rajoy y el señor Fernández defienden así a los agentes que intervinieron en la acción y a la propia institución, pero, si pensamos un poco, es posible que ese razonamiento no sea el correcto y que lo que estén haciendo los dos políticos no sea defenderles sino esconderse detrás de ellos. Lo que ocurrió en la playa fue fruto de una acción profundamente equivocada y no hay nadie que, a estas alturas, piense lo contrario. Pero nadie ha reclamado sanciones para los agentes ni se ha descalificado a la Guardia Civil como institución. Se ha criticado al director general, que es el responsable de impartir instrucciones y órdenes y es la persona a quien, en los países democráticos, se le exige que asuma la responsabilidad por las acciones equivocadas y los resultados perniciosos. Es a él a quien se dirigen los focos. Y son el presidente y el ministro quienes los desvían hacia los guardias y hacia la institución. No es ninguna extravagancia pensar que habiendo muerto quince personas, lo razonable es que el director general hubiera presentado su dimisión. Pero así son las cosas. Muy tristes.