Preparémonos para cuando no ganemos nada

Ahora resulta que ya no nos gusta tanto la Fórmula 1, al menos eso es lo que dicen las audiencias y el run-run de la calle. Ahora entendemos menos y no nos preocupamos tanto de los cambios de neumáticos blandos o duros, y la unidad de potencia, que es lo que se lleva esta temporada no nos lo sabemos todavía, ni sabemos si nos va a interesar, porque lo que nos interesa, lo que nos ha interesado siempre, ha sido el placer de ver ganar a Fernando Alonso y darnos el gustazo de escuchar domingo sí domingo no, el himno español a la hora de la siesta.

Desde que ese placer ha dejado de visitarnos, y ya van 8 años, la Fórmula 1 ya no produce las audiencias que producía, ni nos pegamos esos madrugones para ver la carrera de Australia a las 7 de la mañana, y hasta los más enfervorizados aduladores de Fernando ya le ponen pegas y hasta explican con detalles inverosímiles por qué ahora no gana.

Nos pasó con el ciclismo cuando se fue Induráin y temo que nos pase con el tenis cuando se vaya Nadal, y temo una depresión generalizada si no ganamos este verano el Mundial de fútbol.

Esta época de oro del deporte nos ha educado mal, y más que el deporte, lo que nos gusta es ver ganar a los nuestros, y eso no siempre va a ser así. Preparémonos para ello.