Sin clases de hostelería

El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Diez, destituido ayer fulminantemente al frente del Grupo Rural de Seguridad de Valdemoro, cerca de Madrid, asegura que la comida celebrada en dicho acuartelamiento, a la que asistieron su padre, el ex militar golpista del mismo nombre, y otros protagonistas del 23-F, no se convocó para celebrar el aniversario del intento de golpe de Estado, sino que era una simple comida de amistad.

Aunque así fuera, el teniente coronel estaría muy bien destituido porque no se comprende por qué los guardias civiles a su mando tienen que cocinar paellas ni realizar demostraciones del material de la unidad para agasajar al papá del jefe de su unidad y a un grupito de sus amigos. Se supone que los agentes de los Grupos Rurales de Seguridad tienen que cocinar el rancho para sus compañeros en el acuartelamiento, pero con eso, basta y sobra. Al fin y al cabo, en su excelente formación no se incluyen clases de cocina ni habilidades propias de la hostelería.

El hecho es una pura anécdota, pero está bien que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reaccionara con rapidez. No está la Guardia Civil para más polémicas ni incidentes. Lo único que sorprende un poco es que se enterara del acto por la prensa y no por el superior del teniente coronel mencionado