Mi admiración por Carlos Soria

Estaba dudando ahora, qué comentaros, en una semana tan apasionada como esta, fundamentalmente en Madrid, que va a finalizar con la final de la Champions en Lisboa con los dos equipos en Madrid. Leía las páginas deportivas que publican el acuerdo oficial del Barça de contratar a Luis Enrique como entrenador, que se trae a Rafinha y Deulofeu, y leía algunos comentarios sobre el nuevo contrato que firmó ayer Messi con esos 20 millones de euros netos al año y estaba recordando la conversación que tuve anoche con Carlos Soria, el montañero de 75 años que ha coronado el Kanchenjunga, en su intento de subir los catorce ochomiles del planeta. Sólo le faltan dos, y va a intentar subirlos. Conocí a Carlos Soria hace algunos años , era un tapicero de un pueblecito de la sierra de Madrid, que se iba solo a escalar ochomiles, buscando ayudas que apenas le cubrían el billete de avión y marchaba con una ilusión asombrosa hasta la Cordillera del Himalaya, como tú te vas a ver la final de Lisboa. Agradecía que le trajésemos al Larguero y mencionáramos los dos sponsors que le ayudaban: el Corte Inglés y la Comunidad de Madrid, con una subvención muy humilde. Ahora Francisco González, el Presidente del BBVA, le ha cobijado bajo el patrocinio y el mecenazgo del banco, y Carlos Soria ya no mendiga sponsors para subir las cimas más altas, pero es el mismo personaje humilde, cariñoso y agradecido. Su gesta es asombrosa, ejemplar por el sacrificio y admirable por esos 75 años, que son un ejemplo para todos, y también para los deportistas, porque hay hombres que envejecen pero hay otros que crecen, y Carlos Soria es uno de ellos.