Movilizar primero a los militantes

El parámetro principal para medir el éxito de unas elecciones primarias abiertas es el número de ciudadanos que se siente interesado y que participa en la votación. El colmo del fracaso del PSOE sería convocar unas primarias abiertas para elegir al candidato presidencial de su partido en 2015 y no conseguir que participe al menos un millón de ciudadanos. En Francia, donde se desarrolló un proceso parecido en 2011, más de 2 millones y medio de franceses fueron a las urnas, y en Italia lo hicieron más de tres millones.

¿Cómo se consigue que participe tanta gente? Mediante el debate y la comunicación abierta, desde luego, pero también y muy fundamentalmente gracias a la movilización de los propios militantes, que animan el debate en barrios y en pueblos y arrastran a otros ciudadanos. La militancia del PSOE, los teóricos 250.000 cotizantes de carné de que se habla, está en estos momentos bajo mínimos, profundamente desanimada. En esas condiciones es difícil creer que pueda impulsar las primarias cuando llegue el momento y garantizar una participación de, al menos, un 5% de los ciudadanos. Así que quizás la idea de Eduardo Madina de movilizar primero a los propios militantes, haciéndoles participar en la elección de secretario general de su partido, quizás no sea una mala iniciativa. Todo menos acudir a las primarias un estado de ánimo como el actual.