El botiquín de Draghi

Ojalá el tratamiento llegue a tiempo para el enfermo. A la economía de la zona euro, con la fiebre alta desde hace cinco años, se han decidido por fin a darle un paracetamol. Bajan de los tipos de interés hasta un simbólico 0.05, penalizan aún más el dinero inmovilizado de los bancos, y sobre todo anuncian que a partir de octubre el Banco Central le comprará al resto de bancos deuda privada, para aligerar su peso y ver si así por fin fluye el crédito a empresas y familias. ¿Cuántas veces les hemos contado esto los periodistas?, ¿cuántos planes para que fluya el crédito nos han explicado?

Son los penúltimos cartuchos de Mario Draghi, y ha tenido que vencer muchas resistencias, sobre todo alemanas, y ha tenido que ver muy mal la cosa. Y eso que no se trata de ninguna medida revolucionaria. Hace cinco años, EEUU disparó ya con esta pólvora de forma masiva, y hoy crece al 4'2%. Claro que lo hizo a los primeros síntomas.

Las bolsas europeas celebraron las medidas, el euro se depreció como se esperaba y la prima de riesgo bajó considerablemente. ¿Y qué hay de lo mío, se preguntaran ustedes? Lo suyo, lo de todos, es que esto sirva para que la economía crezca, se cree empleo y se recuperen los salarios y las arcas públicas. Ahora le toca a los gobiernos y a las instituciones de la Unión Europea hacer política: han quedado en Roma, en octubre. Seguiremos informando.