Nada está arreglándose

El debate que se celebró ayer en el Parlamento catalán era sobre política general y de hecho Artur Mas habló un poco sobre la mejora de la economía, algo sobre educación y lengua, otro algo sobre servicios sociales e incluso llegó a hacer una mención a la corrupción. Era evidente, sin embargo, que muy pocos estaban escuchándole: todos esperaban impacientes a que empezara a hablar de lo que realmente les ocupa: la famosa consulta sobre la independencia de Cataluña.

Así que casi nadie recuerda qué dijo Mas sobre el Estado de Cataluña. Lo que todo el mundo percibió fue otra cosa: que el presidente de la Generalitat cree que no va a poder celebrar la consulta en condiciones de plenas garantías democráticas ni con la renovada unidad de todas las fuerzas nacionalistas, los dos requisitos que el President imprescindibles. Y que en vista de todo ello, deja abierta la posibilidad de volver a adelantar las elecciones autonómicas. Se trata, muy probablemente, de la salida menos mala al embrollo de convocar y no celebrar un referéndum de independencia que no está autorizado.

Terminó la sesión y las caras estaban bastante serias. Oriol Junqueras y sus colegas de Esquerra Republicana se quedaron unos minutos en sus escaños. Interesa mucho saber lo que contestará hoy. En cualquier caso, nadie debería pensar que las cosas están arreglándose. No es así. Sigue existiendo una opinión muy extendida en Cataluña que precisa un cauce de diálogo y de negociación. Y mientras que no se encuentre, nada está arreglándose.