La situación en Cataluña comienza a preocupar fuera de nuestras fronteras...

"Los grandes fondos inmobiliarios están firmando cláusulas para garantizar su blindaje ante una hipotética salida de Cataluña del euro". Así lo ha constatado Alicia González para El País tras hablar con Andrés Gómez, presidente del Círculo de directivos, quien constata que "los empresarios están muy preocupados y, de momento, han optado por postergar sus inversiones". Quizá por ello, Financial Times dedica hoy un editorial a España en el que asegura que "Madrid necesita actuar rápido sobre la cuestión separatista catalana" y que la Constitución, "que contribuyó a salir adelante en una España dividida tras el franquismo", puede ser modificada. El diario de la City, que recuerda su reciente oposición a la independencia de Escocia, advierte que la secesión de Cataluña tendría consecuencias económicas devastadoras, incluso para ella misma y por esta urgencia, reclama a Rajoy que actúe ahora si quiere mantener la unidad de España. Una de las salidas, es el federalismo que es defendido en la cuarta página de El País por Ramón Marimón. Este profesor de la Pompeu i Fabra y del Europeas University Institute defiende la "interdependencia (no la independencia)" que supone la estructura federal y estima que "la inquietud soberanista tiene que resolverse con negociación y compromiso, en ningún caso por la vía de la suspicacia y la ruptura".

Dos términos, que sin embargo, vuelven a los titulares de esta mañana...

"Mas y Junqueras nos quieren llevar a otro octubre de 1934", asegura en El Mundo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en referencia al 80 aniversario que hoy se cumple de la proclamación del Estado catalán formulada por Lluis Compayns durante la II República. Este diario, en un editorial, compara a Mas con el personaje de Patricia Highsmith: un Mr. Ripley del soberanismo que sigue huyendo hacia adelante. Para Luis Haranburu Altuna, en El Correo, nos dirigimos hacia un "estado de excepción en Cataluña" porque Mas y Junqueras "tratan de poner entre paréntesis la ley que no les gusta.