Algo ha fallado y es un fallo extraordinariamente serio

La noticia de que una ayudante de enfermería se contagió con el virus de Ébola dentro del Hospital Carlos III, de Madrid, cuando cuidaba de los misioneros infectados en África, es una pésima noticia. Primero, evidentemente por lo que supone para la propia enferma, pero también porque pone en evidencia que o bien el Hospital Carlos III no implementó las medidas de seguridad necesarias o bien el personal sanitario que atendió a los infectados no disponía de la formación necesaria.

En cualquier de los dos casos, la responsabilidad, muy grave, es del ministerio de Sanidad y de los responsables que organizaron este operativo. Cualquiera de las dos posibilidades es terrible y exige una inmediata depuración de responsabilidades. La rueda de prensa ofrecida a primera hora de la noche de ayer por la ministra Ana Mato y por los cargos responsables de la sanidad madrileña fue absolutamente vergonzosa, con una falta de datos y de información intolerable. ¿Cuándo detectó esa enferma por primera vez que tenía fiebre y cuando acudió por primera vez a un centro sanitario? ¿Se le traslado inmediatamente al hospital de referencia y se le aisló dadas sus especiales características de riesgo, aunque no hubiera llegado a esos famosos 38.6 grados de temperatura a los que tan lastimosamente se refería el responsable de la atención primaria de la Comunidad de Madrid?

La paciencia de los ciudadanos tiene un límite. Algo ha fallado y es un fallo extraordinariamente serio.