Nada por lo que sentirse aliviado

Lo más importante era saber cómo se había contagiado con el virus de Ébola la auxiliar de enfermería del Carlos III y parece que se trata de un error en la difícil maniobra de quitarse el traje de protección. Parece también que la afectada no lo comunicó inmediatamente. No tiene nada por lo que sentirse aliviado el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Francisco Javier Rodríguez, porque eso significa que la auxiliar de enfermería no había recibido el entrenamiento suficiente para manipular el traje y que tampoco había recibido suficiente información como para comprender la extraordinaria importancia de los pasos necesarios que debía dar si ese error llegaba a producirse. Es decir, que el señor Rodríguez cometió, el sí, una equivocación terrible al no fijar los estrictos mecanismos que debían impedir que una auxiliar de enfermería en esas condiciones formara parte del personal que atendió a los dos misioneros repatriados.

Por eso es tan ruin que el consejero de la Comunidad de Madrid acuse a la auxiliar de enfermería de mentir. Porque lo ocurrido entra casi tanto en su esfera de responsabilidad como en la de la propia afectada. El señor Rodríguez, que es médico de formación, nefrólogo, tiene también una larga carrera política: es un veteranísimo diputado del PP en la Asamblea de Madrid, donde entró por primera vez en 1987, y ha sido también consejero de Telemadrid y concejal de Las Rozas. Quizás esta sería una excelente ocasión para que pensara en regresar a Telemadrid.