No les da la gana

Debe ser casualidad, o no, pero esta semana, justo cuando el escándalo de las tarjetas opacas ha llegado a su apogeo, se celebran dos congresos que ponen el foco en la lucha contra la corrupción y sin embargo ninguno de ellos reúne a responsables políticos. Uno es de juristas, el otro de inspectores de Hacienda, y en cada uno de esos foros se ha repetido la misma letanía, ya conocida por otra parte: no hay voluntad política o al menos se percibe una falta de apoyo político para batallar contra todas las armas posibles contra la corrupción. Y claro, uno puede legítimamente preguntar "¿y exactamente en qué consiste esto de la voluntad política?". Bueno, pues permítanme que les aportemos, de manera muy modesta, algunas posibles respuestas.

Primero: Audiencia Nacional. Como saben se ha ocupado, por desgracia durante muchos años, del terrorismo. ¿No podría aplicarse el mismo modelo a esta otra lacra que nos está carcomiendo en nuestro país? Ojo: con unidades policiales propias, nada de andar mendigando recursos de aquí y de allá. Equipos de élite para perseguir a los corruptos por tierra, mar y aire bajo la dirección de jueces especializados, que los tenemos, bastantes y además muy buenos.

Segundo: medidas cautelares. Por ejemplo, ¿no se puede suspender de empleo y sueldo a un sospechoso? Léase suspenderle también de funciones, con independencia de lo que haga su partido político. ¿Que al final resulta inocente? Se le restituye todo, absolutamente todo. Pero si no lo es pues ya se le han cortado las alas y se le ha restado margen de maniobra para el escaqueo.

Y tercero: siglo XXI, 2014, Internet, Twitter, Google, iPads, iPhones... un festival para comunicarse. ¿Es normal que no exista interconectividad entre las instituciones? A un juez debería bastarle con un clic para acceder a toda la información fiscal, económica o policial que exista sobre un sospechoso, pero no puede. Un caso bien reciente: ayer, el magistrado que tomó declaración a Rodrigo Rato no disponía de los