Juan Tallón Salgado

A vivir que son dos días

"Metidos en la rueda de los días todo tiende a igualarse, lo central y lo intrascendente. Por eso no es tan sencillo responder a qué ibas a hacer, qué buscabas, a quién ibas a llamar, unos segundos después de decidir hacer, buscar o llamar a alguien"

A vivir que son dos días

"Lo más notable es que tener aún más dinero no aliviaría la angustia, pues resulta que cuanto más se tiene, más problemas precisamente de liquidez se acumulan"

A vivir que son dos días

"Traspiés absolutamente vulgares, que contribuyen sin más a lo que se espera de la mayoría de los fallos: que te hundan un poquito. Por eso no hay que temer a hacerlo mal"

A vivir que son dos días

"Hace tiempo que los desastres parecen cada vez más sucesos escasamente definitivos e irreversibles. Son una invitación a la indiferencia. Pasa lo mismo con las líneas rojas. Cada vez que se traspasan tiene menos importancia que se traspasen"

A vivir que son dos días

"Entre las infinitas formas de desdicha que pueden cebarse con una familia, pocas como el dinero caído del cielo"

A vivir que son dos días

"A su manera, el cash es pura violencia visual. Hace tiempo que conspiramos a favor de su abandono"

A vivir que son dos días

"En la vorágine de una suma nefasta de malas noticias nada que no sea el sentimiento de desgracia se mantiene en pie"

A vivir que son dos días

"Esta historia no tiene un principio ni un final, es la de siempre: los fuertes atropellando a los débiles. Pero un día, las trabajadoras se plantaron. Fueron a la huelga. Y empezaron a pasar los días, que se volvieron semanas, que se convirtieron en meses"

A vivir que son dos días

"No tiene nada de descabellado que un gallego desconozca cómo es, y, sobre todo, que le importe un pito, tal vez porque cree que conocerse demasiado bien es inútil y aburridísimo, y porque sabe que a lo largo de la vida se es de muchas formas, a veces opuestas"

A vivir que son dos días

"Arreglar era de tontos. Salía más a cuenta comprarlo otra vez. Y así nos fuimos volviendo más y más ineptos"

A vivir que son dos días

"Y mientras, secuestran tu atención bajo ficciones improductivas, les entregas tu vida privada a cambio de nada, monitorizan tus movimientos, inventan necesidades fútiles, que si no satisfaces te frustran"

A vivir que son dos días

"Llevar la contraria les consume las veinticuatro o veinticinco horas del día. Pienso, por ejemplo, en el juez García-Castellón. Difícil no admirarlo un poco por embarcarse en ese proyecto tan megalómano que es tener la razón continuamente, hasta cuando no quieres"

A vivir que son dos días

"Me fui de allí pensando que, en general, somos un poco tontos, y que nos pasamos la vida haciendo cosas sin saber por qué, ni para qué. Pero como cada vez que pasa algo que no entendemos, preferimos pensar que estamos ante una metáfora maravillosa, pero aún no sabemos de qué"

A vivir que son dos días

"A partir de cierta edad, los diez años, pongamos, habría que pensar en el aburrimiento como en un lujo que hay que darse"

A vivir que son dos días

"Supongo que a veces, hasta la mafia lleva razón"

A vivir que son dos días

"Necesitamos que en todo haya mejores y peores, primeros y segundos, quintos, novenos, últimos"

A vivir que son dos días

"Ojalá pudiésemos hacer algo parecido con la Navidad, es decir, declararle nuestro amor, agarrar los regalos, y deshacernos de los siguientes quince días con solo chasquear dos dedos, de modo que después del 25 de diciembre viniese el 8 de enero"

A vivir que son dos días

"Regalar mal es tristísimo, sí, pero muy común. Dar en el clavo, encontrar eso con lo que tu amiga, pareja, padre, hermana, hijo, va a sentir que su vida se eleva, no se parece a ningún placer. A lo mejor solo al de no morir de milagro"

A vivir que son dos días

"Empezar es un acto bellísimo. Podrías estar empezando cosas toda la vida. Pero de vez en cuando no está mal acabar alguna"

A vivir que son dos días

"Antes o después todos nos aferramos a clavos ardiendo, porque no hay nada más a mano a lo que agarrarse. Aunque las cosas demasiado calientes dan miedo; pueden dejar de ser metáforas de salvación"