A menos coches, más ingresos

Las lecciones más provechosas surgen de las experiencias más inesperadas.

Así, los problemas para alquilar o comprar coches en Balears podrían servir para un replanteamiento de la industria turística.

En un principio, los concesionarios y las casas de rent a car recibieron la limitación de los suministros como una maldición.

Según era de prever, los precios subieron debido a la escasez de vehículos.

Los intervinientes se limitaron a aplicar la ley de la oferta y la demanda que tanto le cuesta aprender a los empresarios turísticos.

Y el sector del automóvil comprobó que vendiendo menos coches se podía alcanzar un mayor beneficio, al aumentar el rendimiento de cada operación.

En el terreno del alquiler sucede lo mismo, con la ventaja adicional y desde luego no deseada por los vendedores o arrendadores de que se suaviza el colapso evidente de las carreteras.

Pues bien, dado que en turismo se habla de camas y plazas pero nunca de personas, se les puede aplicar el mismo criterio que a los vehículos rodados.

Es decir, cien turistas de cuatro estrellas son preferibles a mil turistas de dos estrellas, por no hablar de la disminución del impacto sobre las islas.

Por supuesto, la lección de los coches fue impuesta por la aplastante realidad.

Y la lección de los mayores beneficios de los turistas caros se aprenderá de la misma manera.

Por la fuerza.