El joven británico fallecido en Sant Antoni en 2018 sufrió cuatro contusiones por golpes "con una fuerza importante"
Los médicos que hicieron la autopsia del cuerpo descartan que las heridas sean consecuencia de golpes contra una mesa o el suelo
Imagen del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial / redaccion
Ibiza
El joven británico de 21 años que falleció en 2018 en Sant Antoni sufrió cuatro contusiones graves en la cabeza por golpes que tuvieron que ser efectuados con una fuerza importante. Es lo que ha declarado la forense que realizó la autopsia del cuerpo, en la tercera jornada del juicio, que sienta en el banquillo al presunto autor de su muerte, un joven británico de 26 años. La fiscalía pide inicialmente una pena de 18 años de prisión, mientras que la acusación particular que representa a la familia de la víctima solicita una condena de 25 años de prisión.
En su testimonio ante el jurado, los dos forenses que hicieron el informe han coincidido en que dos puñetazos pudieron provocar las lesiones que le ocasionaron la muerte y han descartado que el origen pudiera ser un golpe con algún mueble o con el suelo. Por las zonas lesionadas, los forenses concluyeron que los golpes que se produjeron con una mayor fuerza de impacto fueron uno a nivel frontal y otros laterales. Han destacado que sufrió una fractura del hueso profundo del cráneo,
Respecto a los efectos que pudo tener para la víctima que hubiera consumido alcohol y cocaína, como revelaron los análisis, los forenses han indicado que eso pudo afectar a su capacidad de reacción, pero no al resultado.
También han detallado que para sufrir determinadas lesiones, se necesita una fuerza que venza los materiales como huesos, piel y vasos.
Asimismo, han declarado en esta tercera jornada varios de los policías locales que intervinieron en el suceso. Una de las patrullas se encontró por el camino con un motorista que circulaba en dirección contraria y que les contó que iba siguiendo a un chico al que había visto saltar de un balcón desde un segundo piso, donde se oían gritos de pelea y no lo había perdido de vista. Mientras unos agentes se entrevistaban con el motorista, otros interceptaron al joven que había saltado por el balcón, que iba caminando tranquilamente, con aspecto desaliñado, y olía a alcohol.
Los otros jóvenes que estaban en el piso contaron a los agentes que había habido una pelea, que el agresor había dado dos puñetazos en la cara a la víctima y que el finado había intentado mediar para que la disputa no se produjera.
