El Estado de Francina Armengol
Un discurso claro y bien ordenado es más de lo que se le puede exigir al Consolat desde hace décadas
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La línea Roja Matías Vallés (05/10/22)
Palma
Lo llaman debate del Estado de la Comunidad, pero nadie sale preguntando cómo se encuentra Balears, sino qué tal ha estado el president.
O presidenta, en el caso que nos ocupa.
Un discurso claro y bien ordenado es más de lo que se le puede exigir al Consolat desde hace décadas.
Por tanto, Armengol ofreció una exposición más atildada que sus predecesores, o que ella misma en ocasiones anteriores.
Antes de seguir, cabe señalar que el discurso peca de las contradicciones, inconcreciones y promesas imposibles de cumplir que son habituales del género, pero nos seguiremos centrando en el estado de su autora.
Armengol leyó con autoridad y convicción, sin dar la impresión tan frecuente entre sus predecesores de que se encontraban por primera vez con los folios en cuestión.
Armengol sigue siendo una política radical, pero ha sabido arrastrar a sectores que nunca hubieran imaginado una aproximación al PSOE.
La presidenta lo ha logrado pagando, claro.
En resumen, el estado de Francina Armengol es óptimo para los votantes de izquierdas, a falta de saber cuántos quedan.
Porque todas las encuestas constatan la erosión de Pedro Sánchez.
Y la debilidad de La Moncloa se contagiará por fuerza al PSOE balear, que ha decidido encomendarse al presidente del Gobierno.




