José María Rodríguez es el PP balear
También encarna el comportamiento corrupto de su partido en el cuatrienio ominoso de 2003 a 2007
La línea Roja Matías Vallés (12/10/22)
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Palma
No desearle la cárcel a nadie es una cuestión de principios.
Por tanto, no me preocupa dónde duerma hoy José María Rodríguez, pero su devolución a la actualidad obliga a resaltar su papel histórico.
Rodríguez, porque así se le conocía sin mayor precisión, es el PP balear.
Sus cargos en la estructura popular son casi infinitos, de conseller de Jaume Matas a secretario general de Balears, pasando por presidente del partido en Palma o senador.
Cañellas, Fageda o Matas eran solo sus jefes teóricos.
Rodríguez no solo es el PP balear, también encarna el comportamiento corrupto de su partido en el cuatrienio ominoso de 2003 a 2007, cuando toda tropelía halló acomodo.
Entre otras, pagar las campañas electorales del partido con fondos públicos, un pequeño detalle que le ha costado una condena a Rodríguez refrendada por el Supremo.
Para la historia, el PP acudió dopado a las elecciones citadas.
Si la política fuera un deporte noble, se obligaría a los populares a renunciar a los títulos obtenidos en los comicios que obligó a sufragar a todos los ciudadanos.
El ingreso en prisión de Rodríguez solo sirve socialmente como recordatorio del apogeo de la corrupción en Balears, que escandalizó a toda España.
Y el PP no puede escudarse en tiempos pasados, porque los herederos designados por Rodríguez siguen ahí.
