Terraferida cesa su activismo porque partidos e instituciones "no quieren hacer políticas ecologistas transformadoras"
La entidad asegura que con un plan territorial que permite alcanzar los tres millones de plazas residenciales y turísticas, cerca de un millón más que las edificadas hasta ahora, "el desastre está servido"
Palma
La entidad ecologista Terraferida cesa por un tiempo su activismo debido, sobre todo, a que los partidos políticos e instituciones públicas de Mallorca "no quieren hacer políticas ecologistas transformadoras", según han informado este jueves en un comunicado.
"Son un muro impermeable", ha criticado la agrupación, quien ha indicado que en ocho años de propuestas, alegaciones y sugerencias de cambios legales "para mejorar la vida de la gente" no han encontrado "casi ninguna brecha, ningún espacio, ni ningún sí".
Además, han señalado que el segundo motivo que les ha llevado a abandonar por un tiempo el activismo es la falta de personal y de recursos económicos, y han remarcado que esto se debe a su apuesta por no aceptar recursos públicos ni de empresas privadas, lo que consideran que, aunque limita su acción, también asegura su independencia.
Sin embargo, la entidad ha subrayado que si se vieran avances y voluntad real, este segundo motivo no sería ningún obstáculo para continuar con su acción, "pero los movimientos sociales necesitan conseguir objetivos de vez en cuando, es su razón de ser", algo que censuran que no haya pasado con el gobierno de los partidos progresistas.
La entidad ha señalado que aunque los partidos progresistas han gobernado 16 de los últimos 20 años en Mallorca, y "se les supone más sensibilidad que al resto en temas ambientales", la realidad ha sido que "están encerrados en banda", ya que pese a incorporan el discurso y el vocabulario de las entidades ecologistas, "siguen ejecutando políticas de crecimiento y masificación y se niegan a poner límites a la construcción masiva y al proceso de turistificación total de la isla".
Además, han manifestado que en la política turística de los últimos ocho años "se ve siempre el mismo patrón", que es no adoptar ninguna política turística que los grandes hoteleros no quieran, algo que han indicado que también pasa con el tema urbanístico, donde la línea roja es no tocar intereses ni expectativas de negocio inmobiliario.
En este sentido, han remarcado que con un plan territorial que permite alcanzar los tres millones de plazas residenciales y turísticas, cerca de un millón más que las edificadas hasta ahora, "el desastre está servido", ya que ninguna fuerza política quiere recortar "esa barbaridad que conduce a una Mallorca masificada, caótica y precaria. No tienen coraje".