El sindicato educativo ANPE atendió el curso pasado 84 casos de docentes por problemas como el estrés o ansiedad
Entre las principales causas de este problema está la gran carga de trabajo y la excesiva burocratización, como por ejemplo constantes informes que se les pide desde diferentes direcciones generales
Palma
El sindicato educativo ANPE atendió el curso pasado 84 casos de docentes por diferentes problemas como el estrés o ansiedad, lo que supone 17 más que el curso anterior. Esta entidad ha presentado hoy el informe del Defensor del Profesor, donde se habla de los problemas por los que han acudido los docentes a pedir ayuda a este sindicato.
Los principales motivos por los que los profesores acuden a ANPE son: su estado anímico y problemas en el entorno laboral. De los casos registrados por el sindicato, relacionados con el estado anímico, el 71% acudían por estrés y ansiedad. Entre las principales causas de este problema está la gran carga de trabajo y la excesiva burocratización, como por ejemplo constantes informes que se les pide desde diferentes direcciones generales. Los problemas de convivencia también han aumentado. Sonia Sampol, Defensora del Profesor, ha explicado que, sobre todo, "ha sido la imposibilidad de impartir clases", debido al excesivo uso de los teléfonos móviles por parte del alumnado. "Las propias familias comienzan a pedir que se limite el uso de estos dispositivos", ha dicho Sampol. Asimismo, ha asegurado que "las faltas de respecto han aumentado y han pasado del 24% al 25%". Ha añadido que los docentes sienten que no tienen la suficiente autoridad dentro de las aulas.
Respecto a la problemática que se enfrentan algunos docentes con las familias, despuntan dos hechos curiosos: la incomprensión del boletín de las notas por parte de los progenitores y las faltas de respeto hacia el profesorado, con un 31 y un 30%, respectivamente. Este último dato pone de manifiesto esa pérdida de autoridad del profesorado.
Otro de los temas tratados ha sido el de la insularidad. Desde ANPE afirman que hay quien se ve obligado a rechazar puestos de trabajo en Ibiza o Formentera. Principalmente, por la falta de vivienda y por el bajo plus de insularidad, que ronda los cien euros, mientras que en Canarias es casi el doble.