Trastornos de la conducta alimentaria: cuando la comida se convierte en refugio y castigo
Marta y José Luis relatan su lucha contra los TCA, un problema oculto que afecta cada vez más a personas en nuestra sociedad
Los trastornos de la conducta alimentaria afectan a personas de todas las edades y contextos
02:41
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1733040462475/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Palma
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) afectan a personas de todas las edades y contextos. Marta y José Luis han vivido esta lucha desde diferentes perspectivas, pero con un objetivo común: recuperar el control de sus vidas. Sus historias reflejan las complejidades de estos trastornos y el poder de la recuperación.
José Luis recuerda cómo su relación con la comida comenzó en su infancia, en una familia disfuncional. El amor, los castigos, todo se daba a través de la comida. Desde pequeño, aprendió a evadirse de sus problemas comiendo. En la escuela, sufrió bullying, lo que agravó su situación.
Marta comparte una experiencia similar: siempre fue una mujer reservada, con problemas en casa, y la comida se convirtió en su refugio.
Ambos destacan que, aunque el origen del trastorno varía, las personas afectadas suelen compartir patrones emocionales comunes: aislamiento, perfeccionismo extremo y una visión distorsionada de sí mismos. No es solo una cuestión de peso; es cómo la enfermedad domina la mente y las relaciones.
La falta de control llevó a José Luis a pesar 150 kilos en su peor momento. Perdió relaciones, oportunidades laborales y se aisló por completo. Marta, en cambio, no tuvo grandes variaciones de peso, pero enfrentó profundos problemas emocionales.
Ambos coinciden en que los TCA son menos visibles que otras adicciones, lo que dificulta pedir ayuda. "No es como el alcoholismo, que la gente ve. Esto se esconde, pero mata igual", advierte José Luis. Marta, responsable de información pública de Comedores Compulsivos Anónimos en Palma, destaca que en la página web de la asociación hay un cuestionario útil para detectar posibles trastornos.
Subrayan la importancia de las redes de apoyo. Asisten semanalmente a reuniones donde se ayudan mutuamente y aprenden a convivir con el trastorno.
Hoy, ambos han reconstruido sus vidas. José Luis ha recuperado su salud y estabilidad: ahora pesa 80 kilos, tiene un trabajo estable y una relación sana. Ha aprendido a manejar sus emociones. Marta ha estabilizado su peso y su relación con la comida. "No se trata solo de ganar kilos, sino de ganar autoestima, paz mental y calidad de vida", asegura.
Ambos envían un mensaje claro: pedir ayuda lo antes posible. Subrayan que siempre se puede empezar de nuevo. Los casos de TCA han aumentado en los últimos años, especialmente entre los jóvenes, debido a la creciente presión social por la imagen corporal.
