3-1. El Ibiza se descompone tras el descanso en Ceuta

Ibiza

El Ibiza ha caído en Ceuta, otro rival de los ibicencos en la lucha, tras un lamentable segundo tiempo en el que ha tirado por la borda el buen trabajo de los primeros 45 minutos. Los ibicencos han sido un desastre a la hora de defender y el conjunto ceutí ha acabado encontraba una alfombra roja para perforar la portería de Belman. Por primera vez esta temporada la UD ha encajado tres goles y pudieron ser más.

El problema ya no es solo la falta de mordiente en ataque, ni una sola ocasiñon clara en todo el segundo tiempo, ni una jugada con cara y ojos, sino que el repliegue defensivo ha dejado mucho que desear. Pasan las jornadas y los males crecen en un equipo que tiene demasiados agujeros. Los rivales suman y el Ibiza empieza a ver demasiado lejos esa primera plaza que reclama su entrenador. Queda claro que habrá que recurrir al mercado de enero `para intentar cubrir carencias que se hacen cada vez más evidentes

El once inicial de Jémez ha dejado algún apunte de meritocracia. Pau Ferrer hizo más méritos que el teórico nueve indiscutible de la plantilla, Quique González, en la pasada jornada, así que le ha dado galones , además de darle la oportunidad a Mo Dauda de demostrar que puede ser ese extremo rompedor, que encare rivales y genere ocasiones. La teoría no siempre se pone en práctica con éxito. La otra novedad en el arranque era la esperada de presencia de Olabe en la zona ancha ocupando la plaza del lesionado Jesús Álvarez.

Ese apagón se ha producio después de que El Ibiza haya hecho una primera parte notable, ha sido más equipo que el Ceuta, pero ha pagado sus desajustes en defensa y eso le ha impedido irse al descanso con ventaja. Los de Jémez han sido en esa fase un bloque compacto, alternando el juego en corto con los desplazamientos largos y esta vez si han tenido profundidad y desborde por los extremos.

A los tres minutos se la ha anulado un gol a Pau Ferrer por un fuera de juego inexistente. Mo Dauda ha probado fortuna con dos disparo, el primero en semifallo desde dentro del área se ha ido desviado y el segundo desde la frontal ha rozado el poste. Después Olabe no ha sabido aprovechar un gran pase filtrado de Dauda y ha rematado sin fuerza.

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La presión ibicenca le permitía recuperar rápido y culminar las jugadas. Una internada de Astals la finalizaba con un disparo que repelía Pedro López y en el saque de esquina posterior era Gallar quien hacía intervenir de nuevo al guardameta ceutí.

En medio de ese caudal ofensivo visitante, algunas peros, a la hora de ajustar en el repliegue tras pérdida y que estuvo a punto de costar caro. En uno de ellos, Guillem Molina salvó bajo palos un de Aisar que dribló a Javi Jiménez y había superado también a Belman. También Escassi estuvo providencial en un corte.

Sin embargo, la iniciativa era ibicenca que se avanzaron a los 35 minutos en un lanzamiento de falta magistral de Gallar, tras una falta lateral que le hicieron al extremo catalán, pero que no fue obstáculo para que pusiera el esférico lejos del alcance de López.

El tanto premiaba la superioridad de los de Jémez, que no supieron administrar su renta, porque minutos después en un barullo en la zona ancha, el Ceuta encontró a Aquino libre entrre los dos centrales celestes, en otro desajuste y enfiló el marco de Belmán al que batió con un tiro raso. En esa acción se lesionó Aquino que tuvo que dejar su sitio a Rodri Rios.

Así acabó el primer acto, con buen juego ibicenco, con ocasiones, pero con dudas atrás, fruto también del juego atrevido del equipo que deja mucho espacio al rival cuando hay una pérdida de balón y con errores individuales en los pases que generan casi siempre un sobresalto en la portería ibicenca.

El Ibiza salió más errático en el segundo acto, con menos intensidad en la presión alta, con más imprecisiones en las entregas y el Ceuta estuvo a punto de aprovecharlo. Andy Escudereo tuvo una llegada franca por su banda derecha con disparo raso que envió a córner Belman. Un preludio de lo que vendría después.

Enseguida replicó Dauda, que ha empezado a enseñar por fin sus cualidades, aunque le ha faltado continuidad, con un zapatazo desde la frontal que ha salido un dedo por encima del larguero.

Pero cada vez que el Ceuta atravesaba el medio campo pillaba descolocada y en tanga a la zaga ibicenca. Rubén Díez, estuvo a punto de adelantar a los suyos ante su exequipo, pero cruzó demasiado su remate ante Belman.

A los visitantes les faltaba fluidez y precisión y costaba más generar ocasiones y el Ceuta era una amenaza por su velocidad cada vez que había una pérdida de balón ibicenca. En otra rápida contra local, Escudero hizo volar a Belman para enviar a la pelota a córner tras una asistencia de Jota. El centro del campo del Ibiza no frenaba las llegadas del Ceuta que se plantaban con demasiada facilidad en el área del Ibiza.

El portero de la UD volvió a salvar a su equipo tras un cabezazo de Rodri Rios en el punto de penalti tras un centro al área. Eran los peores minutos de los de Jémez, que ni construían juego, ni se defendían con orden y el Ceuta encadenaba ocasiones.

Jémez intentó frenar la sangría y reforzó la zaga con la entrada de Unai Medina y la medular con Lass. Dio igual, porque su equipo fue incapaz en todo el segundo tiempo de fabricar una jugada de ataque con cara y ojos y porque a la hora de correr para atrás, el Ceuta iba a en Ferrari y el Ibiza en un Fiat Panda.

Ante la falta de ideas, el entrenador de la UD movió de nuevo el banquillo con Iago Indias jugando como centrocampista y con Naranjo, un jugador que no se sabe a que juega desde que viste la camiseta de la UD. Ninguno de los cambios mejoró al equipo.

El Ceuta, a pesar de que jugó partido de Copa el jueves, parecía fresco como una lechuga, y lo más importante, creía en el triunfo. Rubén Díez volvió a rozar el gol con un disparo desde la frontal y en medio de tantas facilidades y agujeros en defensa, el empuje local tuvo premio en los compases finales con goles de Hernández y Rodri Ríos, todos con remates sin oposición desde dentro del área en medio de una empanada defensiva inexplicable de un equipo que no jugó a nada tras el descanso y esto suele pagarse con una derrota.

Se ha encendido la luz roja y ahora no se puede seguir mirando al banquillo.