En torno a quince mil baleares padecerán el "fuerte estigma social" del trastorno bipolar
En el Día Mundial de esta patología conocemos la falta de información y las dificultades diarias que sufren los pacientes
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Día Mundial del Trastorno Bipolar (30 de marzo)
Palma
Entre 12 mil y 18 mil baleares padecerán trastorno bipolar a lo largo de su vida, según cifras del Colegio Oficial de Psicólogos de Baleares, teniendo en cuenta que la prevalencia de esta patología es de entre el 1 y el 1,5% de la población.
En este Día Mundial, que se celebra este domingo, la Asociación Bipolar Mallorca reclama "más información, medios y atención" para concienciar sobre una enfermedad crónica, que implica cambios bruscos en el estado de ánimo y que todavía carga con un gran estigma social.
La presidenta, Araceli Muñoz, ha explicado cómo se convive día a día con el trastorno bipolar.
"Hay que convivir con ellas toda la vida y para eso la tienes que aceptar, cosa que no todo el mundo sabe hacer", ha explicado. "El diagnóstico es complicado y eso implica que mucha gente no sepa que la padece", ha señalado.
A tal llega el punto, que de esa potencial cifra, solo una veintena acude regularmente a las reuniones semanales y paga la cuota anual de la asociación. "Muchos vienen, preguntan, piden información...pero casi nadie se termina quedando", ha lamentado Muñoz.
"Aquí hacemos ayuda mutua. Nos apoyamos entre nosotros, dedicamos más tiempo a quien vemos que está peor, y en más de una ocasión hemos llegado a evitar un ingreso", ha apuntado.
Lamenta Muñoz que las ayudas públicas "llegan con cuentagotas" y que solo pueden permitirse la visita de una psicóloga cada dos semanas para hacer terapia grupal, lo cual sufragan, "aunque por poco tiempo", mediante las cuotas anuales de la veintena de asociados.
El fuerte estigma social de esta patología hace que muchos pacientes "no acepten la enfermedad o que incluso los familiares se desentiendan". Le ocurrió a Jose, quien sufre de trastorno bipolar desde 2017. Desde entonces, la relación con algunos familiares se ha resentido.
"Tuve que dejar la empresa familiar en la que trabajaba, junto a mis tres hermanos. Exploté, tuve un fuerte ataque y me tuvieron que ingresar. Ese fue el principio", ha relatado.
En muchos casos, dependiendo del grado o de la medicación suministrada, implica incluso la incapacidad laboral. Maribel, otra usuaria, comenzó a vivir los síntomas en 2001, cuando se quedó embarazada. El diagnóstico llegó en 2004 y le retiró de la medicina.
"La primera la supe llevar, yo controlaba, aunque no estaba bien. La siguiente fue una crisis maníaca, esa fue muy fuerte", ha rememorado. "Empiezas a tener problemas en el trabajo, a enlazar bajas... Y ya hubo un momento en que el jefe me dijo que cogiera los 15 días que me correspondían y que no volviera", ha agregado.

Sergio Zabala
Madrid, 1992. Se graduó en Periodismo por la Universidad de Málaga. Su primer contacto con la profesión...




