2-1. El Ibiza remonta ante el Fuenlabrada y se consolida en plazas de fase de ascenso

Ibiza

La UD Ibiza ha logrado su segundo triunfo consecutivo en casa, aunque no lo ha tenido fácil para doblegar al Fuenlabrada que se adelantó en el marcador.

Tres puntos muy valiosos para los celestes que les permiten escalar hasta la tercera posición y hacer buenas las palabras del entrenador, Paco Jémez, de que ahora lo que toca es mantener lo que se tiene, un puesto entre los cinco primeros para jugar la fase de ascenso a Segunda División. Las opción de ascenso directo son cada vez más reducidas, tras el triunfo del líder, Ceuta, en Valdebebas, pero como mal menor se consolida el equipo en la zona noble, porque cuenta con un colchón de seis puntos con el sexto clasificado.

La UD Ibiza ya mereció irse al descanso con ventaja y sin embargo, estuvo a punto de enfilar el camino de los vestuarios perdiendo. Cosas del fútbol, cuando no eres contundente en el área rival y te dejas sorprender en una jugada aislada.

Los celestes completaron una buena primera parte, dándole ritmo al choque, tuvieron ocasiones, le anularon un gol dudoso y fueron files a su estilo. Presionando como siempre muy arriba, jugando la mayor parte del tiempo en campo contrario y buscando ensanchar el campo por fuera, con los dos laterales convertidos en dos extremos. A la maquinaria local solo se le podía poner un pero, jugaba sin delantero centro y así suele ser más complicado aprovechar las jugadas de ataque si acaban con centros al área.

La presencia de Quique en el once inicial, ocupando la plaza del lesionado Dauda, el único cambio en el once de salida en relación a la pasada semana, fue una rémora para los intereses ibicencos. Al delantero no se le niega su voluntad, pero no da una derechas, llega siempre tarde a los balones bombeados y cuando tiene oportunidad de remate, golpea la pelota como un alevín.

Es una sombra de ese jugador que era una amenaza para las defensas en el fútbol profesional. Así lo vio también Jémez que lo sustituyó al descanso para dar entrada a Eugeni como falso nueve.

.El Ibiza cargó mucho el juego durante todo el primer tiempo por la banda derecha donde Zarzana encaraba una y otra vez, aunque las veces que lograba centrar no encontraba rematador. También lo intentó Bebé, aunque con menos protagonismo por su banda, aunque de sus botas salieron un par de jugadas con pligro

Los locales avisaron muy pronto con una maniobra de Bebé que se quedó sin campo para progresar pegado a la línea de fondo. Poco después Gallar, muy activo también en la media punta, mandó alto un remate claro tras una asistencia de Olabe.

El Ibiza encerraba al Fuenlabrada que no salía de su campo y que solo tuvo una contra en la que Abde tropezó en la frontal cuando se quedaba solo. en una jugada en la que su técnico reclamo al final como penalti y expulsión de Unai, que pugnaba con el delantero visitante. La jugada se produjo fuera del área.

. El resto durante media hora fue un monólogo local al que le faltaba el acierto final. Hubo un autogol anulado a los ibicencos, por un dudoso fuera de juego de Unai Medina en el inicio de la jugada.

El Ibiza recuperaba enseguida la pelota y se desplegaba por fuera, pero siempre aparecía alguna pierna de un jugador del Fuenlabrada con un planteamiento ultradefensivo, los once jugadores en su propio campo, para abortar la acción al borde del área.

Así transcurría el encuentro, cuando en una jugada aislada, un saque de banda favorable a los visitantes, con un balón colgado al área que Garrido convirtió en un centro que pilló mal colocada a la segunda línea defensiva y Abde, un exceleste, libre de marca golpeó al fondo de la red.

El tanto hizo daño y poco después otro ex, Cedric, tuvo el segundo en un remate franco desde el área pequeña que salvó Ramón Juan en otra jugada a balón parado, esta vez un lanzamiento de falta.

El Ibiza volvió a la carga y primero Gallar y después Unai tuvieron dos remates desde la frontal que no encontraron portería.

Pero tantas veces va el cántaro a la fuente que en el descuento del primer tiempo, una falta lateral que puso con tino Gallar al área encontró al central Molina desmarcado y con la rodilla ponía la pelota al fondo de la portería.

Así acabó el primer tiempo y en la reanudación, antes de que se notara el impacto de la presencia en el campo de Eugeni como reemplazo de Quique, Bebé asumió ese rol de jugador diferencial y en posición centrada desde 30 metros soltó un derechazo a la escuadra, que no olió el portero visitante, Díaz que hizo la estatua. A pesar del gran gol no fue el mejor partido del extremo celeste que necesita recuperar el nivel que mostró en sus primeros partidos con la camiseta celeste.

Los locales se ponían por fin por delante y se hacía justicia a lo que se veía sobre el césped.

El gol provocó que el Fuenla se estirara algo y el Ibiza se tomó las cosas con más calma. Hubo un disparo de Zarzana que blocó Díaz y un remate desviado de Eugeni. Pero los locales se dedicaron sobre todo a hacer rondos con pases y triangulaciones en un segundo tiempo mucho más trabado, con parones, faltas, algunos enganchones y menos ritmo en el juego.

Jémez quitó a Álvarez y a Bebé para el último cuarto de hora para dar entrada a Domènech y a López-Pinto para asegurar todavía más la posesión. El Fuenlabrada solo avisó en ese tramo con un lanzamiento de falta desde la frontal que se fue alto.

Con un marcador tan corto se mantenía la incertidumbre. Zarzana tuvo la sentencia, pero su disparo no encontró portería, cuando estaba en buena posición, tras una jugada iniciada por Gallar.

Seguían los parones en el partido con faltas, alguna excesiva del Fuenlabrada con la consiguiente amonestación.

En los compases finales, Eugeni volvió a tener el tercero y los visitantes a la desesperada metieron un par de balones a la olla que se saldaron sin consecuencias.

Así acabó el choque con el segundo triunfo seguido de un Ibiza que después de verlo todo muy negro ha recuperado la calma y el juego para consolidarse en las plazas de ascenso. Eso sí, es urgente volver a jugar partidos con un delantero centro porque se avecinan retos muy exigentes.