2-0. El Andorra castiga los errores y la inoperancia del Ibiza y encarrila la eliminatoria
El conjunto ibicenco obligado a remontar para seguir luchando por el ascenso

Imagen del choque / UD Ibiza

Ibiza
Los detalles, que dijo Paco Jémez que son la clave de las eliminatorias de ascenso, han puesto muy cuesta arriba las aspiraciones de la UD Ibiza de ascenso a Segunda División.
Y es que el equipo ibicenco ha sido castigado por el Andorra en acciones concretas en las que se ha juntado la eficacia y contundencia andorrana en ataque, y el poco tino en las acciones ofensivas el desbarajuste y los errores de bulto en defensa de los ibicencos.
También se ha echado en falta a los jugadores que deben marcar diferencias en los metros finales. Bebé ha estado muy desacertado en todas sus acciones, Mo Dauda no ha aparecido y López-Pinto sigue con melancolía.
Una pesada carga de dos goles en contra, aunque no todo está perdido. Habrá que encomendarse a la magia del Palladium Can Misses y sobre todo a la contundencia que hoy no se ha tenido en las áreas, para intentar igualar al menos la renta de los goles con los que llegará a la isla el equipo que preside Gerard Piqué.
En eso de los detalles también está la fortuna o no de contar con tus mejores armas y jugar un 'play-off' sin tu mejor central, sin tu nueve goleador y sin el futbolista de más talento tampoco ayuda a la causa.
Y eso que el inicio de los ibicencos ha sido prometedor. Con las bajas ya conocidas de Gallar, Davo y Molina, Jémez ha optado por la dupla Monju- Iago Indias como centrales, con Astals como lateral derecho y ha mantenido a López-Pinto como extremo derecho.
Andorra e Ibiza juegan a lo mismo, tener posesión y presión avanzada. Los visitantes lo han ejecutado mejor y además han encontrado espacio por el costado izquierdo donde Bebé asumía protagonismo aunque se pasaba de frenada en sus centros al área.
Pero la pelota rondaba el área local y el portero Ratti era el mejor de su equipo con dos buenas paradas a disparos de Javi Jiménez desde la frontal y de Olabe con un lanzamiento lejano. Se fozaban saques de esquina, se disparaba desde fuera del área, aunque sin puntería.
Todo parecía bajo control, pero donde las dan las toman. Si el Ibiza hacía daño por su costado izquierdo, el Andorra encontró la salida atacando por su costado derecho.
Los visitantes presionaban con todo en campo contrario y con un pelotazo el conjunto local encontró una autopista por esa banda, con Bebé haciendo la cobertura, con poca contundencia a la hora de meter la pierna en un balón dividido, Pau Casadesús tuvo más fe y entró en el área, centró raso y Josep Cerdà puso la puntera, anticipando a Astals y el balón entró pegado al palo de la portería de Ramón Juan.
El gol a los 19 minutos, fruto de un grave error en el repliegue, diluyó a los de Jémez, como un azucarillo, convirtiéndolo en ese equipo, chato, plano en su juego, sin ideas y con desajustes inexplicables durante el resto del encuentro. Fue como si ese tanto le hubiera convertido en otro equipo y ya no supo atacar ni crear fútbol.
Los extremos se cambiaron de banda y a pesar de un centro chut de Bebé que volvió a rechazar Ratti, los ibicencos ya no dominaban con claridad y el Andorra se encontraba mucho más cómodo en el campo. El juego perdió ritmo con faltas e interrupciones, Ramón Juan, estuvo a punto de armarla al sacar un balón y en la recta final del primer tiempo, otra vez los detalles y los despistes impropios de un aspirante a subir de categoría.
El Andorra repitió jugada del primer tanto, balón a la banda derecha, porque no hay lateral y es el extremo el que hace la cobertura. Al menos López- Pinto evitó la progresión de Casadesús, para mandar el balón a córner.
Y lo que llegó después fueron fallos individuales y colectivos y falta de concentración defensiva ibicenca, en dos acciones puntuales. Lo castigó primero Nieto con un cabezazo al palo y no perdonó un minuto después Lautaro, que dejó retratados a los dos centrales de la UD ganándoles el sitio para rematar a placer un centro lateral y colocar el segundo del Andorra en su casillero, con un conjunto visitante que necesitaba la campana del descanso para no terminar definitivamente noqueado.
Lo que arrancó siendo un equipo con buena pinta acabó el primer tiempo descompuesto y con un lastre a su espalda.
Y la reanudación fue un ejercicio de impotencia celeste, un quiero y no puedo ante un Andorra que guardaba el resultado como un tesoro y no arriesgaba nada.
El Ibiza quería atacar, pero no encontraba caminos. Siempre intentando las acciones por los extremos, había entrado Zarzana por López-Pinto. Sin juego interior, sin pases por dentro para intentar descoser una defensa andorrana firme, que no pasaba apuros. Ni una ocasión que llevarse a la boca de los ibicencos
Gori cambio el dibujo con la entrada de Gori por un lateral, Javi Jiménez y el Ibiza seguía con su falta de punch arriba. Hasta cuando lo tenía todo a su favor, como una llegada de Bebé al área, se elegía la peor opción y se malograba la ocasión sin llegar a disparar a puerta.
En la recta final entraron Eugeni y Quique, como últimas opciones para lograr al menos recortar la diferencia. Pero no había manera. Bebé seguía eligiendo mal y la ocasión más clara del segundo acto la tuvo el Andorra con un mano a mano, que finalmente no precisó Redondo.
Así, acabó el choque, con un Ibiza romo en ataque y que necesita una transformación radical para no acabar como la temporada pasada, eliminado en la primera ronda de la fase de ascenso. Jugando como este domingo es el escenario más probable, pero en el fútbol lo que un día parece negro acabo siendo blanco, o tal vez celeste.




